Aunque la cuerda ha estado tensa en los últimos meses, parece que al final no se romperá por ninguno de los lados. El PSOE quiere que el próximo inicio de curso político implique la reconciliación con sus compañeros del PSC, de forma que la reciente escalada verbal entre el Gobierno central y el catalán a cuenta de la reforma de la financiación autonómica se quede en un simple calentón veraniego. Y para dejar claro que pretenden templar las aguas, los socialistas empiezan a centrar su estrategia en el desgaste de sus rivales naturales: el PP y CiU.

Esta es la senda que trazó ayer el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, quien hizo una advertencia común a todos los partidos catalanes: si los presupuestos generales del Estado no salen adelante, no podrá haber nuevo sistema de financiación.

Cierto es que algunos dirigentes del PSC amagaron en su momento con bloquear las cuentas públicas si estas no incluían una buena financiación para Cataluña, en la línea que marca el Estatuto.

MAL SISTEMA Blanco recordó a la federación que si en Cataluña urge una nueva financiación se debe al "mal sistema" que pactó con el Partido Popular cuando gobernaba la Generalitat. "Que exista consenso entre comunidades para reformar el modelo pone de manifiesto que el sistema del PP ha fracasado", aseguró el socialista.

Precisamente porque el partido de Rajoy apoya esa reforma en las regiones donde gobierna e, incluso, flirtea con el frente común en Cataluña, el número dos del PSOE retó al PP a retirar el recurso en contra del Estatuto en el Tribunal Constitucional.