El PSOE señala que el acuerdo debería ser fácil. Que no debería «costar nada» llegar a un pacto sobre las medidas a aplicar en la próxima legislatura, siguiendo la estela de los últimos 12 meses de colaboración, a raíz de la moción de censura que llevó a Pedro Sánchez a la Moncloa. Pero las negociaciones no están resultando sencillas. Todo lo contrario. Pablo Iglesias sigue pidiendo su entrada y la de otros compañeros de partido en el Consejo de Ministros, algo que los socialistas rechazan.

Todo está «viciado» por esta reivindicación, explican en el PSOE, que ve cómo pasan los días, las posiciones no se acercan y la investidura empieza a correr peligro. Así que ayer el secretario de Organización, José Luis Ábalos, elevó la presión a Podemos, pero también al PP y Cs. No cooperar en la reelección de Sánchez, argumentó Ábalos, supone convertirse en un «antisistema».

«Digo antisistema porque el bloqueo no es una opción. No dejar que la legislatura comience, no respetar la voluntad de las urnas, no es ayudar a que el sistema funcione. Frente a la investidura, la única alternativa es el bloqueo. No hay otra fórmula distinta a la del PSOE que pueda concitar una mayoría. Ni siquiera un entendimiento entre PP, Cs y Podemos», dijo el número tres del partido tras la reunión de la ejecutiva.

De todos los ministros de este Gobierno, Ábalos es el más cercano a Sánchez. Su principal colaborador, el dirigente que negoció los apoyos a la moción de censura y que ahora se encarga de trasladar los mensajes del PSOE. Sus comparecencias, hasta ahora, solían contener una apelación al entendimiento con Podemos y una llamada a PP y Cs para que fueran «responsables» y se abstuvieran en la investidura. Esta vez, en cambio, se detuvo en cada uno de los tres partidos, de forma individualizada. Ante la posibilidad de que se repitan las generales, el PSOE empieza a repartir culpas.

FACILITAR O BLOQUEAR / «Me quiero dirigir al PP, a Cs y a Podemos porque son los tres partidos que pueden facilitar o bloquear», anunció Ábalos. Empezó por el PP. El líder conservador, Pablo Casado, se había reunido con Sánchez por la mañana en la Moncloa, a iniciativa del presidente en funciones. La cita no sirvió para mover al PP de su ‘no’ a la investidura, pero sí para abordar futuros pactos de Estado, una posibilidad que defiende el propio Casado, que ahora mantiene una relación fluida con el líder socialista.

«El PP tiene que ser coherente consigo mismo -dijo Ábalos-. Negar al PSOE la opción de formar Gobierno supone negarse a desempeñar la labor que los españoles le han pedido. El PP debe abstenerse. No es ni puede ser un partido antisistema. Los ciudadanos observan y toman nota».

Después pasó a Cs. Los naranjas pasan por momentos delicados, con dimisiones en cascada de dirigentes que rechazan la apuesta de Albert Rivera de pactar, en un régimen cercano a la exclusividad, con el PP y Vox. Sánchez también había intentado reunirse con el líder de los liberales, pero Rivera lo rechazó, alegando que sería una pérdida de tiempo. «Es muy difícil hablar de contenidos cuando uno ni siquiera está dispuesto a reunirse», explicó Ábalos, que insistió: «Huir hacia delante, jugar al cuanto peor mejor, no es bueno para nadie. Tampoco para Cs. El veto al PSOE es incomprensible. Pedimos a Rivera que se abstenga. Se lo han dicho fundadores del partido, algunos de sus grandes fichajes, se lo han dicho miembros de su ejecutiva y sus correligionarios liberales en el extranjero».

Y por último, Podemos. Han pasado casi dos meses desde las generales y nada se ha movido, una parálisis en la que influye el conflicto sobre la coalición, pero también la falta de prisas de Sánchez, que no empezó a negociar hasta hace apenas 10 días. De momento, ni siquiera se han empezado a abordar las medidas del futuro Ejecutivo. Ábalos aseguró que eso, en realidad, sería muy «sencillo» de acordar, pero el hecho de que ni siquiera se haya tratado ilustra lo poco que cunden las conversaciones. Lo complicado, por tanto, es la composición del Gobierno. Los socialistas aceptan que haya dirigentes morados en puestos intermedios y defienden que es Iglesias quien debe moverse. «Debemos seguir consolidando nuestra relación de mutua confianza para culminar las medidas sociales. Las políticas quedan, pero las personas son prescindibles. Hablemos de políticas, que es lo que los españoles esperan».