Mientras las conversaciones con Unidas Podemos continúan en punto muerto, sin ningún avance en los dos meses y medio que han transcurrido desde las elecciones generales, otros grupos que se prefiguran como necesarios para la investidura comienzan a moverse en serio.

Los socialistas confían en que el PNV, con el que está negociando lejos de los focos la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, anuncie próximamente el voto a favor de sus seis diputados. Esquerra podría comunicar también la abstención de sus 15 parlamentarios, aunque aquí el PSOE subraya que no habrá ninguna contrapartida.

Los movimientos supondrían elevar la presión sobre el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, que se expondría a quedar retratado junto al PP y Cs en su rechazo a la reelección de Sánchez.

Aun así, los nacionalistas vascos dejaron claro ayer, tras las interpretaciones contradictorias que se habían llevado a cabo sobre su posición ante la investidura del próximo día 22 de julio, que en ningún caso vetan un Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos. «Lo importante es el programa» que presente dicha coalición, dijo el presidente peneuvista, Andoni Ortuzar a preguntas de los periodistas.