El PSOE y ERC se reunieron ayer durante más de dos horas en Barcelona y no dijeron cuándo ni dónde pensaban volver a verse. La ausencia de una nueva convocatoria puede interpretarse como una mala señal sobre las posibilidades de un pacto para que los republicanos se abstengan en la investidura de Pedro Sánchez, pero ambos partidos sostienen que no, al contrario, que las negociaciones avanzan. A partir de ahora se pasará a una fase más discreta, con encuentros fuera del foco, para intentar sellar un acuerdo que no llegará en diciembre, porque los republicanos necesitan tiempo para tomar la decisión, y cuyo principal escollo sigue siendo cómo estructurar la «mesa de negociación» sobre el «conflicto político» en Cataluña que reclama la formación de Oriol Junqueras.

Hasta ahora, los socialistas habían rechazado que ese foro fuese entre gobiernos, como quería ERC. La propuesta de Sánchez pasaba por una mesa entre partidos, vehiculando las relaciones entre el Ejecutivo central y la Generalitat a través de la comisión bilateral prevista del Estatut, un organismo que no gusta a los republicanos porque está pensado para abordar asuntos menores, como los conflictos de competencias, y no para una crisis territorial de esta envergadura. Pero aquí también hay movimientos. Esquerra asegura que el PSOE empieza a abrazar la idea de una negociación entre gobiernos. Los socialistas no lo niegan. «Estamos trabajando en una fórmula», señalan.

Ambas partes, de momento, se remiten a los escuetos comunicados conjuntos que difunden tras cada una de sus reuniones. El último es todavía más parco en palabras que los anteriores. «Constatamos avances en la definición de los instrumentos necesarios para encauzar el conflicto político sobre el futuro de Cataluña, que deseamos abordar desde el respeto y el reconocimiento institucional mutuo», señaló esta vez el texto. La única novedad respecto a comunicados anteriores es la mención al «respeto y el reconocimiento institucional mutuo», una vaga fórmula que alude a esa hipotética mesa de negociación.

LAS PREVISIONES / Los socialistas, en privado, y siempre con la boca pequeña, anticipan que habrá acuerdo. Reconocen que la abstención en la investidura de Sánchez no es una decisión fácil para ERC, debido a la presión que ejerce JxCat para frustrar el pacto, las distintas sensibilidades que conviven dentro de la formación de Junqueras y la posibilidad de que Quim Torra convoque elecciones en Cataluña. Pero están seguros de que la otra alternativa que tienen ante sí los republicanos, votar que no a la reelección del presidente en funciones junto a la derecha y provocar una nueva repetición de las generales, es todavía más complicada.

Se trata del mismo argumento que el PSOE usaba cuando daba por hecho a principios de año que habría Presupuestos, y el vaticinio falló, al rechazar ERC las cuentas. Pero los socialistas responden que ahora las circunstancias son distintas, porque Vox continúa creciendo y los republicanos no pueden permitirse aparecer como responsables del auge de la ultraderecha.

La visión de ERC difiere en los matices. «Todo a la espera», señalan los republicanos, en una de las tardes más crípticas que se recuerdan en la pequeña historia de la comunicación republicana. Con todo, fuentes de Esquerra confirmaron que se dan pasos hacia la mesa de gobiernos y que el principal escollo es la pretensión del PSOE de que coser este nuevo «instrumento», en lenguaje de la negociación, a alguna institución o ente.

Ambas partes, en cualquier caso, coinciden en que hay avances, que cada reunión sirve para acercarse un poco más al pacto. Lo que no cambia, se celebren los encuentros en Madrid o en Barcelona, es el oscurantismo que los rodea. Esta vez, tras la cita en la sede del Área Metropolitana de Barcelona, los negociadores se escaparon por el aparcamiento, evitando así dar cualquier explicación.