Fueron cinco horas de negociación con escasos avances. Las conversaciones de la macroreunión de este lunes entre los grupos de izquierda sirvieron tan solo para constatar el descenso de las hostilidades entre el PSOE y Podemos, así como para establecer los temas que serán abordados a partir de este martes en nuevos encuentros. Mientras tanto, en la otra mesa donde negocian los socialistas, la de Ciudadanos, el pacto está muy cerca, según señalan ambos partidos, y puede que se anuncie en las próximas horas. De ser así, la presión recaerá sobre Podemos, que hasta ahora se había declarado incompatible con el partido de Rivera pero al final ha levantado su veto.

Las citas entre los partidos de izquierda tendrán dos formatos. Uno bilateral, entre el PSOE y Podemos. Otro, de nuevo, a cuatro bandas: el PSOE, Podemos, IU y Compromís volverán a sentarse para abordar la política económica, el Estado del bienestar, la lucha contra la corrupción, el encaje territorial y la relación con la UE. No hay avances concretos más allá de un sumario, pero los portavoces mantuvieron la puerta abierta a la posibilidad de un “Gobierno de cambio”.

Quien menos conciliador se mostró fue el PSOE. Frente a Pablo Iglesias, que sostiene que es posible un Ejecutivo de coalición con los votos de izquierda, los socialistas señalaron que dicha alianza dependería de la abstención de ERC y DLl, una posibilidad que descartan, al menos oficialmente. “El cambio solo se producirá si hay un acuerdo transversal, a izquierda y derecha”, dijo el portavoz socialista, Antonio Hernando, quien también elogió la “coherencia” de su partido frente a la de Podemos. “Tras 15 días perdidos, por fin se han sentado a hablar de temas de fondo”, señaló.

Para el partido morado, la fotografía del equipo negociador constituye la mejor prueba de que el pacto es posible. “Somos muy optimistas. Creemos que hay mimbres para llegar a un gobierno del cambio” señaló el portavoz parlamentario de Podemos, Íñigo Errejón.

UNA AUSENCIA SONADA

A la reunión del bloque de izquierdas asistieron cinco negociadores del PSOE. Todos, salvo José Enrique Serrano, exjefe de gabinete de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, que se encontraba no muy lejos, también en el Congreso, ultimando el pacto de los socialistas con Ciudadanos. La noticia del acuerdo con el partido naranja puede conocerse en las próximas horas, según fuentes del PSOE, una sensación que se acrecentó tras el encuentro de una hora que mantuvieron Sánchez y Rivera.

Aún quedan flecos por limar, sobre todo en política fiscal, y no se descarta que todo acabe saltando por los aires, pero si se sella la alianza Sánchez tendrá un documento para que sea votado por su militancia y trasladar así toda la presión a Podemos para que se abstenga en lugar de votar en contra con el PP, algo que conduciría a la repetición de elecciones. De darse este escenario, los socialistas subrayarán sin pausa la presunta pinza entre Podemos y el PP, un argumento que consideran que tendrá gran impacto si se repiten las generales.

EL GIRO DE IGLESIAS

Iglesias había negado hasta este lunes que fuera a facilitar la investidura de Sánchez si no llega a un acuerdo de gobierno. Sin embargo, Errejón evitó esa contundencia en sus respuestas y eludió explicar si su partido va a abstenerse en el caso de que el socialista logre un pacto con Rivera. Es un giro sustancial. El portavoz trató de justificar que los escaños de PSOE (90) con C’s (40) no son suficientes y esquivó comprometer el sentido de su voto. “La votación depende de nuestro carril, que es el único carril que puede garantizar un gobierno de cambio”, zanjó.

Lo esquivo de la respuesta refuerza la hipótesis de que los de Iglesias barajan abstenerse como peaje, lo que les permitiría erigirse en líderes de la oposición y desde ahí atacar al PSOE en una legislatura breve y de equilibrios frágiles. El contexto de inestabilidad orgánica que vive el partido morado hace difícil pensar que su intención sea desencadenar otras elecciones.

La primera votación de su investidura, para la que se requiere mayoría absoluta, tendrá lugar el próximo 3 de marzo. La segunda, donde se necesita mayoría simple, será dos días después. Pero los socialistas ya trabajan con un calendario más amplio. Si Sánchez fracasa, se abrirán dos meses antes de convocar los comicios. Durante este tiempo, otros candidatos pueden dar el paso, siempre que cuenten con el visto bueno del Rey, y también cabría que el líder del PSOE lo volviera a intentar.