El PSOE y Unidas Podemos quisieron trasmitir ayer la imagen de ser un Gobierno unido, que trabaja de la mano, y registraron en el Congreso unas conclusiones conjuntas para presentarlas en la Comisión de Reconstrucción. El acuerdo no fue sencillo. Costó varios días de negociaciones entre socialistas y morados, dentro y fuera de la Moncloa. Como ya pasó hace meses con el pacto de investidura, las conversaciones pusieron de manifiesto las distintas sensibilidades en cada partido.

Uno de los principales escollos fue el impuesto a la riqueza abanderado por Podemos, que al final quedó fuera del documento, pensado como hoja de ruta para encarar la etapa que ahora se abre, con la alerta sanitaria dejada atrás, al menos de momento, pero con una profunda crisis en el horizonte.

NEGOCIACIONES AL LÍMITE / Adriana Lastra, por parte del PSOE, y Pablo Echenique, como representante de Unidas Podemos, lideraron las intensas negociaciones que acabaron a última hora de la tarde de ayer, después de que el plazo para registrar conclusiones -inicialmente terminaba a las 12,00 horas- se ampliara hasta las 21.00 horas. Los socialistas buscaban redactar un documento que a su paso por la comisión lograra el aval del mayor número de fuerzas parlamentarias y, en concreto, el del PP.

Así, los socios de gobierno estuvieron hasta última hora de la tarde intercambiando borradores para concretar las medidas que terminarían incluyendo. La idea final fue no incorporar propuestas muy concretas, para así poder atraer al mayor número de partidos posibles.

La concesión que hicieron los morados fue rebajar sus planteamientos sobre un nuevo sistema fiscal. De esta forma, los de Iglesias renunciaron a incluir entre las propuestas para la llamada «nueva normalidad» el impuesto para las grandes fortunas que incluyeron en su programa electoral. Los morados quieren que esta nueva tasa grave a los patrimonios superiores a un millón de euros. Sin embargo, el pasado martes, Echenique ya reconocía que estaba habiendo problemas con esta medida.

«Vamos a seguir intentando convencerles de que es una buena idea», dijo tras ser preguntado por las negociaciones. «Pensamos que, en este caso, nuestra labor es trasladar a nuestro socio los mejores argumentos que podamos, económicos y técnicos, para que ese impuesto pueda ponerse en marcha y lo puedan asumir», defendió el dirigente morado que, finalmente, no logró su propósito.

Quien sí incluyó esta nueva tasa en sus conclusiones fue ERC. Los republicanos catalanes plantearon una serie de medidas que implican un mayor gasto social para ayudar a los más vulnerables y con mayor presión fiscal sobre las grandes empresas y las mayores fortunas. En concreto, quieren aplicar un tipo impositivo del 3% a los patrimonios millonarios.

En paralelo, el PSOE mantiene abiertas negociaciones con el PP para tratar de consensuar medidas de mejora del sistema sanitario público en previsión de posibles rebrotes, pero desde ayer esos contactos se amplían al resto de ámbitos: economía, políticas sociales y UE. Ambos grupos se reunieron a última hora, se intercambiaron sus respectivas propuestas y se emplazaron a seguir hablando «en los próximos días», según fuentes del PP.

En las negociaciones también participaron miembros del Gobierno. En este sentido, el propio Pedro Sánchez se reunió el martes con Iglesias y, ayer, desde el Congreso lanzó un mensaje de tranquilidad al resto de sus socios de investidura, molestos desde hace semanas por el acercamiento entre la Moncloa y Cs.

«Llevamos poco más de cuatro meses en el Gobierno. Hemos tenido que ralentizar algunos compromisos por la tragedia que hemos vivido, pero siguen vigentes», respondió Sánchez a la inquietud del portavoz de Compromís, Joan Baldovi.