La crispación política en torno al Estatuto catalán ha dinamitado el único puente entre el PSOE y el PP: la pervivencia, más formal que efectiva, del pacto antiterrorista. Socialistas y populares certificaron ayer la muerte del acuerdo anti-ETA con un agrio cruce de reproches a cuenta de la lucha antiterrorista. Después de que el número dos del PSOE, José Blanco, definiera a los populares como "voceros" de ETA, el conservador Angel Acebes acusó a los socialistas de "liquidar" el pacto antiterrorista, y se ratificó en su teoría de que la banda patrocina la reforma del Estatuto.

A punto de cumplirse el quinto aniversario de su firma, el acuerdo por las libertades y contra el terrorismo es desde hace tiempo poco más que papel mojado, como lo demuestra el hecho de que su comisión de seguimiento lleve un año sin reunirse.

El primer punto del pacto, el compromiso de "eliminar del ámbito de la legítima confrontación política o electoral ... las políticas para acabar con el terrorismo", se ha incumplido por sistema, pero la voluntad del Gobierno de explorar un final dialogado de la violencia, con apoyo de todos los partidos salvo el PP, llevó la disputa a su cénit.

Tras la reunión del PSOE, Blanco desgranó un memorial de agravios sobre cómo "Acebes y el PP siempre han aprovechado políticamente la existencia de ETA".