Hace tiempo que la reforma de la financiación de las comunidades se ha convertido en un sudoku para el PSOE, preso entre las regiones que exigen acotar la solidaridad justificándose en el déficit fiscal y las que se niegan a perder recursos pese a atesorar superávit. Y, entre medias, la amenaza de un bloqueo presupuestario en el Congreso por parte, entre otros, de diputados de su propio grupo.

Para evitar que se agranden las grietas, uno de los líderes autonómicos, el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, decidió ayer dar un paso adelante y proponer un cónclave de barones regionales para finales de agosto o principios de septiembre a fin de "cambiar impresiones" sobre financiación. En calidad de presidente del consejo territorial del PSOE, Barreda planteó esta reunión pensando sobre todo en el PSC, a quien dijo que "no estaría de más" que acudiera. No obstante, el consejo territorial socialista no se constituirá hasta pasado el próximo mes de septiembre, una vez finalizados todos los congresos regionales del PSOE, por lo que la propuesta de Barreda se presentaría como una cita informal.

Desde luego, no faltaría trabajo en esa cita, a juzgar por las posturas que reiteran algunos barones invitados al cónclave. El presidente aragonés, Marcelino Iglesias, avisó ayer de que ninguna autonomía puede tener un "trato de privilegio" en la negociación y recordó que todos los estatutos, no solo el catalán, tienen sus "imperativos". De igual manera, el presidente gallego, Emilio Pérez Touriño, advirtió a las comunidades que alegan aumento de población por afluencia de inmigrantes de que los llegados de fuera también "generan recursos".

En este contexto, falta por saber si la cumbre serviría para que los líderes autonómicos escuchen los argumentos de cada comunidad o si, en cambio, se convertiría en una encerrona al PSC para tratar de arrastrarle a unas posiciones menos incómodas para el PSOE.