El cargo de Jorge Fernández Díaz para presidir la comisión de Asuntos Exteriores del Congreso está en el aire. El exministro del Interior debía ser nombrado este mismo miércoles, pero la Cámara baja ha aprobado un aplazamiento para tratar de resolver el escándalo suscitado por la decisión de Mariano Rajoy de proponer un perfil tan polémico, reprobado por el Congreso. Todavía no hay fecha para la nueva reunión y Fernández Díaz ni siquiera ha asistido al encuentro de esta mañana en el Parlamento. Ante las presiones, el PP ha tratado de recolocar al dirigente catalán en la presidencia de la comisión mixta del Tribunal de Cuentas, cuya votación también se ha retrasado, pero la oposición también lo ha vetado.

La presidencia de ambas comisiones le corresponde a los conservadores, en virtud de un pacto del principio de legislatura. Todos los grupos quieren cumplirlo, pero consideran que la pretensión de imponer a Fernández Díaz es una provocación, y por eso han pedido a los populares que cambien a su candidato y mantengan la presidencia con otro nombre. Ahora, les dan tiempo para repensarlo.

En declaraciones a los medios en los pasillos del Congreso, Fernández Díaz ha acusado a los socialistas de incumplir el pacto sobre el reparto de las comisiones y ha juzgado la actitud del PSOE de "gravísima". "Un partido serio cumple los pactos", ha insistido, al tiempo que ha mostrado su disposición a acatar lo que decida su grupo parlamentario: "Haré lo que me pida. No estoy para hacer de esto una cuestión personal ni para crear problema alguno".

PRESIÓN DEL PARTIDO MORADO

El aplazamiento de la votación en la comisión de Exteriores es consecuencia directa de la maniobra de presión iniciada el martes por Podemos a la que, en las últimas horas, se ha unido el PSOE. Los morados intentaron que los populares propusieran un candidato alternativo, pero la respuesta fue un 'no' rotundo. Pidieron entonces a los socialistas que fuesen ellos los que postulasen a alguien y se comprometieron a apoyarlo. El portavoz podemista, Íñigo Errejón, conversó con su homólogo en el PSOE, Antonio Hernando, y la respuesta también fue negativa. El PSOE anunció que votaría en blanco.

Los morados decidieron, entonces forzar a los socialistas a moverse: advirtieron que si el PP mantenía a Fernández Díaz y el PSOE no proponía candidato alternativo serían ellos los que postulasen a su propio dirigente. En la votación, los grupos quedarían retratados al tener que decidir entre Fernández Díaz o Pablo Bustinduy, el reponsable de Internacional de Podemos, un perfil de elevada reputación que cuenta con el respeto de todos los grupos. Con esa espada sobrevolando, los socialistas movieron ficha.

IMPOSIBLE VOTAR 'NO'

El PSOE pasó al ataque para presionar al PP y forzarle, ahora sí, a que elijan a otro dirigente en lugar de Fernández-Díaz. En esas conversaciones el PSOE se mostró dispuesto a presentar un candidato alternativo, con el compromiso de que si salía elegido y los populares retiraban al exministro, el socialista dimitiría de inmediato para permitir a los conservadores mantener la presidencia de la comisión de Exteriores. ¿Modifica el PSOE su posición? El sentido de su voto es el mismo que anunciaron el martes (en blanco), pero en menos de un día han pasado de asmuir a Fernández-Díaz como inevitable a presionar al PP para exigir un cambio. El cambio de tono se da con un grupo parlamentario con cargos que penden de un hilo, puesto que este jueves la Gestora decidirá el nuevo organigrama de los socialistas en el Congreso.

En cualquier caso, las presiones de Podemos y el PSOE han permitido que los populares acepetasen un aplazamiento, que ha sido suscrito por el resto de grupos con representación en la comisión. Ahora está por ver si el PP retira a su candidato y lo sustituye por un presidente de mayor consenso. El reglamento del Congreso no permite votar en contra y la máxima expresión de rechazo es abstenerse o presentar un nombre alternativo.

Más allá del aplazamiento y decididos a dar la batalla hasta el final, los dirigentes de Podemos han registrado una solicitud para que se elabore un informe sobre la idoneidad del exministro para ocupar ese cargo, teniendo en cuenta que ha sido reprobado por el Congreso por la 'Operación Cataluña' y que la Cámara está ultimando una comisión de investigación para esclarecer su actuación al frente de Interior.

El PSOE considera que no es necesario informe alguno, que Fernández Díaz es a todas luces un perfil no idoneo para el cargo y que debe ser el PP quien mueva ficha y proponga otro nombre.

La reunión de la comisión ha tenido cruces de acusaciones intensos. El PP ha dicho que aceptar un cambio de candidato es "sucumbir a las presiones populistas" y que eso es un "intento populista" que acerca a España "a regímenes pseudo democráticos". Su portavoz, José Ramón García Hernández, ha negado que vayan a proponer otro nombre y ha comparado la actuación de la oposición con "asesinos" y "escorpiones que inoculan veneno".