El presidente no está solo. El PSOE redobló ayer con ese mensaje, a poco más de 24 horas de la celebración de su comité federal, la ofensiva de apoyo público y explícito a José Luis Rodríguez Zapatero, su cabeza de filas. Y lo hizo reafirmando el liderazgo del jefe del Ejecutivo, puesto en duda tras la aparición de voces críticas internas contra su política económica y el excesivo presidencialismo de la gestión del Gobierno y el partido.

El cierre de filas, que se completará mañana en el comité, tuvo como protagonistas a tres de los principales gregarios de Zapatero. En el Gobierno, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. En las Cortes, el portavoz del Grupo Socialista del Congreso, José Antonio Alonso. Y en el partido, la secretaria de organización del PSOE, Leire Pajín. Unos y otros coincidieron en negar divisiones internas o la formación embrionaria de alguna corriente contraria al presidente, y abonaron la teoría de que todo se debe a una campaña mediática premeditada para debilitar la imagen de Zapatero aprovechando el desgaste de la actual crisis económica.

Alonso negó que haya "malestar" en las filas socialistas y optó por el ataque como mejor defensa. "Tenemos aquello de lo que carece el PP, un líder", dijo. "Un líder sólido y fuerte, muy legitimado y apoyado a nivel interno y externo", añadió, por si quedaban dudas. El portavoz parlamentario se tomó a broma los rumores sobre la existencia de un grupo de apoyo al exministro, exsecretario general del PSOE y actual comisario europeo, Joaquín Almunia, como alternativa a Zapatero.

Almunia, cuya vehemencia a la hora de explicar desde Bruselas los datos negativos de la economía española incomoda desde hace tiempo a la Moncloa, forma parte de la conocida como vieja guardia del partido, vertebrada en torno a Felipe González. Un frente crítico que, sin embargo, representa más a la clásica discrepancia generacional que a una alternativa real. Otro de sus integrantes, el también exministro Carlos Solchaga, afeó ayer a Zapatero la forma de gestionar la marcha de Pedro Solbes de la política. "Solbes daba una cierta credibilidad al Gobierno y su salida debía haberse manejado con más cuidado", opinó.

DEBATE FALSO Pajín, que añadió a la lista de avaladores de Zapatero a los "millones" de electores que le votaron en las últimas generales, aseguró que "todo el PSOE" lo apoya y calificó de "falso" el debate sobre la vieja guardia. Para ello incluyó en la misma a veteranos ilustres y miembros del actual Gabinete como los tres vicepresidentes, Manuel Chaves, María Teresa Fernández de la Vega y Elena Salgado, o el propio Rubalcaba. Este último reafirmó su compromiso con Zapatero y vinculó su mayor protagonismo a la crisis económica. El ministro del Interior argumentó que la gran magnitud del problema hace que en todos los países sean principalmente los presidentes los que tomen las decisiones, ya que se necesita "un liderazgo más claro".