Balance de daños: 10 gendarmes marroquís, un funcionario de Protección Civil y dos saharauis muertos, uno de ellos (con carnet de identidad español) atropellado en circunstancias que siguen siendo oscuras. Los datos sobre las pérdidas de vidas humanas tras el violento desmantelamiento hace 15 días del campamento reivindicativo situado a las afueras de El Aaiún, dicen quienes los proporcionan, no son "completos", pero al menos son propios, del Gobierno español, y la cifra, por muy dolorosa que sea, ha tranquilizado a la cúpula del PSOE.

Los socialistas han vivido con inquietud los efectos que la tibia respuesta del Ejecutivo podía tener en su electorado. Ya están más tranquilos. Dicen que pueden hacerse una composición de lugar sobre lo que pasó en la antigua colonia el 8 de noviembre y creen que la reacción del Gobierno --basada en la no condena y la prevalencia de los intereses españoles frente a todo lo demás-- ha sido correcta.

"La situación se ha clarificado mucho", dijo ayer, tras la reunión de la ejecutiva del partido, el secretario de organización del PSOE, Marcelino Iglesias, que no explicó por qué el Ejecutivo carecía antes de datos propios y ahora ya no. "Aunque todavía quedan cosas por conocer, los datos muestran un panorama bastante diferente al de los primeros días, cuando se habló de masacre y de centenares de muertos y desaparecidos".

LA SALIDA DEL CAJON Tras dos semanas encajonados por la derecha y por la izquierda, con constantes críticas a su presunta "tibieza" y "entreguismo" a Marruecos, con una manifestación en la que los sindicatos, el PP, IU y el colectivo de actores ligado al zapaterismo acusó al Gobierno de amparar una "matanza", las altas esferas socialistas consideran que ahora, cuando en su opinión se ha disipado gran parte de la bruma que envolvía el desalojo marroquí, ha llegado el momento de entonar el hemos hecho lo que teníamos que hacer. "No hay nadie que haya apoyado y que siga apoyando tanto al pueblo saharaui como este Gobierno, que quiere buscar la interlocución y cooperar como actor importante para buscar una solución lo más rápida posible", concluyó Iglesias.

Sin embargo, el cántico --que la secretaria de política internacional del PSOE, Elena Valenciano, trasladará el próximo jueves a las plataformas españolas de apoyo al Frente Polisario-- adolece de dos notas discordantes que impiden que suene perfectamente afinado. Por un lado, están los 132 saharauis detenidos por Marruecos (las cifras provienen del propio Gobierno magrebí), unos arrestados que denuncian malos tratos e incluso torturas, algo sobre lo que ni el Gobierno ni el PSOE se pronuncian hasta "no conocer toda la información". Por otro, está la forma en la que el Ejecutivo ha explicado su posición. Parapetados tras el anonimato, algunos dirigentes se han quejado de "falta de pedagogía", y el propio José Luis Rodríguez Zapatero les dio ayer parte de razón: según varios asistentes a la reunión, el presidente admitió que su reacción había podido ser "difícil" de comprender.

EL PRECIO ELECTORAL De ahí que subsista en el partido la inquietud por la hipotética factura electoral que la equidistancia en esta crisis puede pasarles, pues los votantes socialistas suelen estar más cerca de las reivindicaciones saharauis que de Marruecos. De hecho, Izquierda Socialista, la única corriente interna que hay en el PSOE, ya se ha desmarcado: hoy publicará un comunicado en el que condena "la agresión marroquí al pueblo saharaui" y pide al Gobierno una "acción decidida" para aclarar los hechos y resolver un conflicto que ya tiene 35 años.