Golpe de timón para tratar de vencer la estupefacción reinante en ERC tras una debacle electoral que nadie esperaba y que, perdiendo 348.975 votos y bajando de ocho a tres escaños, deja a la lista encabezada por Joan Ridao sin grupo propio en el Congreso. Eso, un golpe de efecto es lo que forzó ayer el secretario general de ERC, Joan Puigcercós, al lograr el aval de la ejecutiva a su decisión personal de abandonar el Gobierno catalán para tomar el timón del partido, que avanza a junio el congreso previsto para octubre.

En ese cónclave, y en las elecciones primarias internas que le precederán, debe dirimirse el futuro liderazgo del ERC, por el que desde ayer pugnan ya sin disimulo Puigcercós y Josep Lluís Carod-Rovira. En principio, la única sintonía existente entre ambos pasa por salvaguardar la presencia de ERC en el tripartito. Ambos han dado garantías a José Montilla de que ERC respetará el pacto con PSC e ICV. De hecho, Carod se aferra a su papel como vicepresidente del Gobierno catalán. Mientras, Joan Ridao asumirá su escaño en el Grupo Mixto.