Su desplazamiento podía haber propiciado su detención, pero Puigdemont no iba a resignarse. El expresidente del Govern viajó este lunes a Copenhague (Dinamarca) mientras el Tribunal Supremo, a petición de la fiscalía, estudiaba la puesta en marcha de una nueva orden de arresto. El juez del alto tribunal, Pablo Llarena, finalmente denegó la petición y Puigdemont se personó en la universidad de la capital para protagonizar una conferencia sobre Cataluña y el futuro de Europa.

Jugó sus cartas. Ante más de 300 asistentes, cargó duramente contra las maniobras del Gobierno para frenar el 'procés' y usó su marcha a Bruselas para condenar la "represión" del Estado. "No es justicia, es una venganza", censuró repasando la situación de Junqueras, Forn y los 'Jordis' en prisión preventiva. Pero su puesta en escena rebosó contundencia: "El pueblo de Cataluña no se rendirá ante el totalitarismo", censuró, el mismo día que fue anunciado por el presidente del Parlament, Roger Torrent, como candidato a la investidura para la Presidència de la Generalitat.

Amor y odio a la UE

Deambulando entorno al concepto de soberanía, que definió como "un referéndum diario", se dirigió a la Unión Europea (UE) para reprocharle su desentendimiento ante la encrucijada que vive Cataluña y el cierre de filas de los máximos dirigentes europeos con Mariano Rajoy, algo que Puigdemont achacó a formar parte del PP Europeo.

"Seguimos siendo europeos pero no podemos cerrar los ojos ante sus fracasos: Grecia, Ucrania, los refugiados y la defensa de los derechos humanos en Cataluña", insistió, y zanjó que "es el momento de que la UE reconozca el derecho a la autodeterminación".

Emplazó a la comunidad europea a afrontar lo que tildó de desafío "decisivo" para el futuro de Europa, y buscó protagonismo comparando el 1-O con el 'Brexit'. "Lo que está en juego es la idea de democracia en toda Europa, no sólo en mi país", alertó.

Puigdemont basó su relato en la relación de amor y odio que mantiene con la UE. "Europa es nuestra casa, pero no esta Europa. Pensábamos que en la Europa del 2017 la violencia y violación de derechos fundamentales quedarían descartadas. Nos equivocamos", resumió para pedir el cumplimiento de los "valores europeos".

"La sombra de Franco"

En medio de una gran expectación mediática, política y académica, el expresidente del Govern reivindicó que la prioridad de los catalanes "sigue siendo" un referéndum pactado con el Estado pero aseguró que desde el 2013 el Gobierno ha rechazado entablar conversaciones con el Ejecutivo catalán "hasta 18 veces". "En democracia el derecho a no discutir no existe", reprochó en alusión a Rajoy. "España es una democracia sobre el papel. Pero se tienen que mirar los hechos, la realidad", destacó después, para sentenciar que "la sombra de Franco aún es larga en España".

Su reflexión conmocionó a los presentes, que prosiguió así: "Nadie ha propuesto que vote toda España, podría ser una solución o un punto de partida", aunque esta opción ha sido descartada por el Ejecutivo cesado.

El expresidente aseguró que "a pesar de las amenazas de Madrid" los partidos independentistas formarán pronto un nuevo Ejecutivo y estimó que "es hora de negociar", "acabar con la represión y buscar una solución política". Animó al Gobierno a reconocer el resultado de las elecciones y exigió que "el gobierno ilegítimo de Madrid sobre Cataluña acabe".