El presidente de la Generalitat, Quim Torra, salió de su reunión de Waterloo con Carles Puigdemont con una nueva desautorización a su amenaza de provocar una crisis en el Govern si los grupos independentistas en el Congreso actuaban al margen del Ejecutivo respecto a los Presupuestos Generales del Estado. Lejos de apuntalar esa advertencia, el expresidente catalán dejó en manos de los diputados de ERC y PDECat en el Congreso la última palabra sobre si se deben tramitar o no las cuentas de Pedro Sánchez, y afirmó que el Govern puede tener una «opinión política» sobre qué se debe hacer, pero no «capacidad de decidir».

Durante los últimos días, después de que Torra reclamara para sí una parte de la autoridad sobre qué hacer, se han sucedido las muestras de que no ejerce un liderazgo real sobre el independentismo. Joan Tardà, presidente de ERC en el Congreso, le contestó que ERC es soberana con respecto al voto de sus nueve diputados en Madrid. E incluso en el atomizado espacio posconvergente, donde importantes sectores apuestan por tramitar los Presupuestos, hubo quien restó importancia a las palabras del president con el argumento de que no es consciente del impacto que tienen sus palabras.

Ayer Puigdemont quiso seguramente destensar la situación y echar una mano al sucesor que designó, pero en realidad volvió a poner en entredicho su ascendencia sobre el independentismo. Después de la reunión que mantuvieron en la residencia del expresidente, afirmó que «la decisión» sobre los Presupuestos «pertenece a los grupos de Madrid».

Pero, dicho esto, Puigdemont tampoco desperdició la ocasión de lanzar un recado al PDECat, con cuya ejecutiva se reúne el lunes en Waterloo. El expresidente afirmó que le «consta» que la decisión del partido es votar no a los Presupuestos, en la línea del sector interno que afirma que existe un acuerdo del consejo nacional del PDECat para rechazar las cuentas. Y agregó que no cree que haya cambiado de opinión. Otras facciones, sin embargo, recuerdan que esa resolución no dice nada sobre la tramitación de las cuentas, y apuestan por facilitarla.

Mientras Puigdemont y Torra se reunían en Waterloo, la ejecutiva de ERC mantenía un encuentro en Ginebra, donde se encuentra la secretaria general del partido, Marta Rovira, que fijó su residencia en la ciudad suiza desde que se marchara de España en marzo.

La reunión sirvió sobre todo para preparar estrategias con respecto al juicio inminente a los impulsores del 1-O, pero el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, la aprovechó también para constatar que su partido sigue oponiéndose a votar a favor de los Presupuestos, y sigue dejando la puerta abierta -por omisión- a su tramitación.