Jordi Pujol percibirá al dejar la presidencia de la Generalitat catalana, a finales de este año, una jubilación del 80% de su sueldo de presidente --unos 96.162 euros (casi 16 millones de pesetas) brutos anuales durante un período de doce años-- y, a partir de entonces, pasará a percibir la pensión de jubilación vitalicia correspondiente al 60% del sueldo.

En la reunión se concretaron los términos de una proposición de ley sobre el estatuto de los expresidentes de la Generalitat, que muy posiblemente será debatida y aprobada en el próximo pleno.

El retraso en los trámites previos a elaborar la ley beneficia al líder de CiU: en un borrador del 2001 se decía que la pensión vitalicia de los expresidentes sería del 40%, y ahora es de un 60%.

DIGNIDAD Y DECORO

El objetivo de la propuesta consensuada es que los presidentes, una vez hayan cesado, "puedan atender sus necesidades personales y políticas con la dignidad y el decoro que corresponden a las altas funciones ejercidas".

Para hacerlo posible se estipula que los expresidentes de la Generalitat catalana "tienen derecho a percibir, por un periodo equivalente a la mitad del tiempo que han estado en el cargo y, como mínimo por una legislatura, una asignación equivalente al 80% de la retribución mensual que corresponde al ejercicio del cargo".

La nueva ley establece también que los expresidentes dejarán de percibir esta jubilación si pasan a ocupar otro cargo político.