Jordi Pujol está preparando un acto público para despedirse de Madrid antes de abandonar la Generalitat de Cataluña, pero no tiene ninguna intención de pedir día y hora a José María Aznar para decirle adiós personalmente. Según fuentes cercanas al Gobierno catalán, una reunión entre Pujol y Aznar sólo se producirá a instancias de Aznar, y nunca antes de las autonómicas de otoño. En cambio, Pujol sí solicitará audiencia con el rey Juan Carlos.

Las relaciones entre los dos presidentes no pasan por su mejor momento. Aunque mantienen contacto telefónico, éste no tiene la fluidez de antaño. La estrategia de CiU de marcar distancias con el PP, que se visualizó con total nitidez a partir de la huelga general de junio del año pasado, se ha ido intensificando a medida que se acercaba la fecha electoral.

La política autonómica del Ejecutivo del PP y, en especial, su negativa a atender la reivindicación del Gobierno de CiU de elevar el techo competencial de Cataluña, aunque han venido como anillo al dedo a la estrategia electoral de los nacionalistas, han ayudado a enfriar aún más las relaciones entre Aznar y Pujol, que no mantienen un cara a cara desde el 25 de octubre del 2001.

A primeros de enero del año siguiente, Aznar desveló la existencia de la reunión y su contenido: ofreció a Pujol la entrada de CiU en el Gobierno central. El líder catalán le dio calabazas y, tiempo después, le acusó públicamente de querer comprar a la federación con cargos.