El presidente de Rusia, Vladimir Putin, transmitió ayer a José Luis Rodríguez Zapatero su "inquietud" por que acciones terroristas como la del 11-M puedan influir en la política interna de los países. Sin embargo, no dio el paso de atribuir la victoria del PSOE a los atentados de Madrid y auguró que su relación con Zapatero será tan "confortable" como la que mantuvo con José María Aznar.

El presidente ruso y el jefe del Ejecutivo español celebraron en el Kremlin su primer encuentro en un clima de cordialidad, en el que destacaron su voluntad de intensificar las relaciones bilaterales. Putin subrayó, además, la "plena coincidencia" en la lucha contra el terrorismo.

DIVERGENCIAS Pero, más allá de la retórica, las diferencias quedaron patentes: Zapatero expresó a Putin su "solidaridad" por la tragedia de la escuela de Beslán en septiembre pasado, donde murieron unas 300 personas, en su mayoría niños, tras un asalto de terroristas chechenos. Pero sostuvo a renglón seguido que el terror debe combatirse mediante el multilateralismo, la legalidad internacional, la primacía de la ONU y el desarrollo económico.

El presidente ruso soslayó estos requisitos y subrayó que la "discusión" sobre el terrorismo no la habían "proyectado" a Chechenia, república separatista donde Moscú desarrolla una ofensiva cuestionada en distintos foros internacionales.

MANO DURA La actitud de Zapatero se distancia de la de Aznar, que se distinguió por ser uno de los valedores más entusiastas de la política de mano dura de Putin. El expresidente fue uno de los primeros líderes mundiales que felicitó al mandatario ruso por la solución drástica que dio al asalto, en octubre del 2002, del Teatro Dubrovka de Moscú por parte de terroristas chechenos. El contrataque del Ejército dejó decenas de muertos civiles.

Pese a que Zapatero llegó con una hora de retraso a la cita, Putin no exhibió malestar alguno. Por el contrario, el encuentro, cuya duración debía ser de una hora, se prolongó dos horas y media. En rueda de prensa posterior, el presidente ruso anunció que había invitado a Zapatero a la celebración en Moscú, en mayo, del 60 aniversario del fin de la segunda guerra mundial.

Asumiendo una pregunta dirigida a Zapatero sobre unas declaraciones de Mariano Rajoy, el presidente ruso dijo: "En cuanto a los actos terroristas del 11-M y su vinculación con los resultados de las elecciones, es distinto: nos sentíamos confortables con el Gobierno de Aznar, pero del mismo modo parece que va a ser confortable trabajar con el Gobierno actual y su presidente. Tras la conversación de hoy, eso va a ocurrir con toda seguridad".

INTENCIONALIDAD Expresó a continuación su "inquietud" sobre el "deseo de células terroristas de influir con actos violentos en la situación política de otro país", y subrayó que le había trasladado esa preocupación a Zapatero. Tras esta apostilla, cuya intencionalidad no aclaró, dijo estar al margen de la "utilización de este factor en luchas internas" en España.

En el ámbito económico, hablaron de turismo, infraestructuras y energía. En concreto sobre un proyecto gasífero al que aspira Repsol y el tendido de alta velocidad entre Moscú y San Petersburgo, al que aspira Talgo.

Los dos mandatarios dedicaron buena parte de su conversación a la situación de Ucrania. Putin dijo, quizá con ironía, que le "agradaría" que ese país forme parte de la UE, pero añadió que ese objetivo es "improbable en los próximos decenios".