Cuando el largo secuestro de los tres cooperantes españoles Albert Vilalta, Alicia Gámez y Roque Pascual parecía haber entrado en la recta final, según confirmaron diversas fuentes próximas a las negociaciones, los terroristas de la organización Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) han arrojado un nuevo manto de incertidumbre sobre el desenlace del caso. Uno de los intermediarios enviados por el Gobierno de Malí para negociar con los secuestradores aseguró ayer que la rama magrebí de Al Qaeda ha ampliado sus demandas y, además de exigir una cantidad no especificada de dinero (que algunas fuentes cifran en cinco millones de dólares), reclama ahora la excarcelación de varios presos islamistas que se hallan en la cárcel de Lahsar, en Nuakchot, la capital de Mauritania. El Gobierno mauritano se pronunció esta semana en contra de la liberación de reclusos a cambio de rehenes.

La nueva exigencia fue revelada por el negociador maliense a Serge Daniel, el veterano corresponsal de la agencia France Presse en Bamako. No obstante, ninguna fuente oficial en Malí confirmó la existencia de esta petición. Tampoco lo hizo el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, que aseguró que no tiene conocimiento "de dicho comunicado", por lo que, dijo, no le da "la menor trascendencia". "Es un rumor más, otra declaración más", añadió. Moratinos, que se hallaba en Córdoba en un encuentro informal de los jefes de la diplomacia europea, reiteró que la posición del Ejecutivo español en el secuestro es de "prudencia, discreción y responsabilidad", informa Julia Camacho.

ESTRATEGIA MAURITANA El especialista en terrorismo Isselmu Uld Mustafá, director del semanario mauritano Tahail Hebdo, apuntó a este diario que la exigencia de liberación de salafistas encarcelados en Mauritania puede "complicar" la resolución del secuestro de los cooperantes, pero recordó que "igual que Malí dijo que no negociaría y después excarceló a islamistas después de las presiones de Francia, Mauritania podría hacer lo mismo".

El Gobierno mauritano ya puso en marcha su estrategia para acabar con el fanatismo. En su nombre, ocho imanes negociaron durante el mes de enero con los 75 presos de AQMI recluidos en la cárcel de Nuakchot, más de la mitad de ellos sin delitos de sangre, para conducirlos al abandono de la violencia. Un total de 45 comunicaron su deseo de abandonar las ideas radicales y la yihad contra Occidente, lo que abriría la puerta a su posible excarcelación.

Este grupo pertenece a la célula de AQMI que lidera el argelino Mojtar Belmojtar, que es la que retiene a los tres cooperantes catalanes. Se la considera menos radical que la facción liderada por el emir argelino Abú Zein, a la que se atribuye el secuestro de los italianos Sergio Cicala y Filomena Kaouburé.