La abracadabrante historia de los dos tránsfugas comienza con su presencia en las listas electorales, sin que nadie se haya responsabilizado aún de ello, y acaba en sus relaciones, nada inocentes, con constructores próximos al PP. O sea, que no es nada difícil desentrañar el asunto y saber por qué Simancas no llega a la presidencia de la Comunidad de Madrid. El mal ya está hecho y no tiene solución, con o sin nuevas elecciones. Una vez más ganarán los de siempre: los corruptos y los pícaros.