El líder del Bloque Nacionalista Gallego (BNG), Anxo Quintana, presentó ayer su dimisión de la dirección de la formación nacionalista junto a toda su ejecutiva. Quintana valoró esta posibilidad tras el fracaso electoral del pasado 1 de marzo y aguardó a la celebración del consejo nacional de ayer para comunicarla. Con esta medida, el líder nacionalista pretende que se abra "un debate sereno y firme" en el BNG, que conduzca a una renovación profunda de nombres y de planteamientos.

Entre esos planteamientos está la revisión de las relaciones con el PSOE, a las que atribuye parte del fracaso electoral. Algunas corrientes nacionalistas opinan que la "competición" dentro del bipartito debilitó la imagen del Gobierno gallego y pasó factura en las urnas. Ahora, hacen dos planteamientos casi opuestos en su relación con los socialistas: por una parte, están dispuestos a "cuidar" los pactos de gobierno en los ayuntamientos, para ofrecer una imagen de que puede haber una alternativa al PP en un nuevo bipartito en las próximas elecciones. Por otra parte, la relación con José Luis Rodríguez Zapatero en el Congreso puede ser bien distinta. En el BNG recuerdan que no tienen "ningún acuerdo estable con el PSOE". Toda una declaración de intenciones. Su apoyo está ahora mucho más caro que cuando gobernaban en Galicia. Sin embargo, dejan alguna puerta abierta y alegan que "cuando estén en juegos los intereses gallegos, el BNG apoyará al Gobierno si Galicia sale beneficiada".

EN FUNCIONES Estas y otras estrategias tendrán que refrendarse en la asamblea, prevista para el otoño, pero que la dirección del BNG ha adelantado al 10 de mayo. No coincidirá con el congreso del PSG (que está fijado para el 25 de abril), pero sí con el del PP gallego (9 y 10 de mayo). Hasta esa fecha, la responsabilidad política en el seno del BNG recaerá sobre el consejo nacional, mientras que la dirección seguirá en funciones para evitar "un vacío de poder".

Esa reunión podría recuperar el espíritu asambleario del BNG, que fue sustituido en el último cónclave por un sistema de delegados similar al de los partidos estatales, lo que motivó las protestas de algunas corrientes nacionalistas. La propuesta que lanzó Quintana implica que el congreso "no se celebre con menos de 2.500 delegados" (supondría 1.000 más que en el cónclave extraordinario con motivo de su proclamación como candidato) con el objetivo de que "todo el mundo pueda asistir y sea un proceso participativo en la base. Todos pueden y deben participar", resumió Quintana.

De esa asamblea deberá surgir "una nueva dirección, encargada de gestionar la nueva etapa", según indicó Quintana. El líder dimitido pidió "disculpas" a la militancia por los errores cometidos y aseguró que fue "un honor" encabezar la candidatura nacionalista. Sobre su futuro personal, solo apuntó: "Estaré siempre, siempre, siempre donde vosotros decidáis que esté".

REACCIONES El abandono de Anxo Quintana causó pesar en el nacionalismo catalán. Así, el secretario general adjunto de Convergència Democràtica, Felip Puig, lamentó la dimisión del portavoz nacional del BNG, del que dijo que "tomó decisiones valientes" para "renovar" el nacionalismo gallego.

Por su parte, el presidente del PP de Galicia y ganador de las elecciones, Alberto Núñez Feijóo, manifestó su "mayor y absoluto respeto" por la decisión de la Ejecutiva del Bloque de presentar su dimisión en pleno. "Quiero desearles que rápidamente encuentren la mejor dirección y a Anxo Quintana de forma muy particular desearle lo mejor", manifestó Feijóo.