Baltasar Garzón recibió ayer un recado envenenado. Frente a la voluntad del magistrado de ordenar que se investigue a 13 altos cargos marroquís por genocidio y torturas en el Sáhara Occidental, el Gobierno de Marruecos se preguntó si Garzón estaba dispuesto a investigar las violaciones de los derechos humanos durante la colonización española en el norte de Africa.

El ministro de Exteriores marroquí, Taib Fassi Fihri, apeló al juez, con la convicción de que su país ha hecho un gran esfuerzo en los últimos años. "Marruecos está extremadamente orgulloso de su gestión de los derechos humanos y es un país que ha tenido la valentía de superar su pasado", dijo.