El giro "tan a la derecha" que ha dado el PP durante esta legislatura cuestiona su capacidad para gobernar la pluralidad de España. Este fue el mensaje, ayer, del presidente del Gobierno y candidato socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, quien lamentó que las "insidias y falsas acusaciones" sean el instrumento para tratar de "imponer una moral y una visión extremista". "Las normas de comportamiento en una sociedad democrática son las que acordamos los ciudadanos, no las que pretende imponer por esos métodos una minoría radical", reiteró.

En la clausura de la conferencia del PSOE andaluz en Granada, recordó que lo que está en juego el 9-M es "una manera de entender la vida y la convivencia, el respeto a los derechos y libertades", por lo que garantizó que llevará a los socialistas al triunfo "con la mirada positiva, una sonrisa amplia" y sus "convicciones democráticas y laicas".

Cuando uno ha ido tan a la derecha, dijo, se pierde "la capacidad de ver lo que la sociedad siente, quiere y necesita", y "no puede gobernar ni la pluralidad en su propio partido". "Por eso el PP dejó fuera a Alberto Ruiz Gallardón", añadió. "Cómo van a ser capaces entonces de garantizar la pluralidad de una España tan diversa", se preguntó. Se han escorado tanto, dijo, que "son los únicos que aún no han reconocido el monumental error de la guerra de Irak".

"JUICIO GENERAL" Zapatero se refirió al caso del Hospital Severo Ochoa, donde se ha vivido una "cacería de médicos y profesionales honrados", y criticó la postura "de ciertos medios" cercanos al PP, "que durante meses han estado haciendo una auténtica representación indigna de lo que pasaba". También aludió al debate reabierto sobre el aborto. Lamentó que más allá de algún caso no conforme a la ley se haya buscado "un juicio general, cuestionando la intimidad de las mujeres".

El presidente de la Junta, Manuel Chaves, respondió a la negativa del PP andaluz a que Barcelona reciba agua de la desaladora de Carboneras (Almería). El líder socialista evidenció el "falso patriotismo" de la derecha, que dice que "a los catalanes, ni agua". Así, consideró paradójico que aquellos a los que "se les hincha el pecho de patriotismo" se opongan a la medida, cuando el agua es "para beber".