El descrédito de la clase política se ha acentuado con los casos de corrupción, por lo que el PP ha elaborado un paquete de medidas de buen gobierno que recuerden a la ciudadanía que la inmensa mayoría de los cargos públicos son honrados, como puso de relieve recientemente la Fiscalía General del Estado. Para ello, van a proponer al resto de los partidos un debate en torno a la reforma del Código Penal para endurecer los tipos penales contra la corrupción y ampliar los plazos de prescripción de estos delitos, además de impedir el fraccionamiento de los contratos para que no se esquive la ley.

Los munícipes del PP se han reunido en Sevilla para formular las bases de un Pacto por la transparencia y contra la corrupción, que a partir de hoy mismo trasladarán al resto de fuerzas políticas para hablar y debatir, "que no imponer", la forma en la que regenerar la vida política. Lo hacen porque aseguran que su partido "no tiene nada que ocultar" ni quiere "que otros lo tengan", según el presidente de los populares, Mariano Rajoy.

Tampoco parece haber lugar para el mea culpa, y no se escuchó ninguna referencia al caso Gürtel, más allá de la mención de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, a los "duros meses" vividos por las "filtraciones" que se han producido en torno al caso. Barberá acusó, además, al PSOE de querer "satanizarlos" y "meter a todos en el mismo saco" cuando --aseguró-- "son ellos quienes tienen un carro de imputados en toda España".

ACTIVIDAD "MUY NOBLE" Esta lucha contra la corrupción que pretenden liderar los populares requiere un esfuerzo pedagógico para explicar que la política es una actividad "muy noble", dijo Rajoy, para quien es "profundamente injusto" que el "manto de descrédito se extienda a toda la clase política cuando, según la Fiscalía, los cargos públicos sometidos a investigación apenas representan el 0,7%".

El catálogo de medidas incluye el transfuguismo y las mociones de censura, y defiende que la elección del alcalde sea en voto "nominal y público".