Mariano Rajoy ha querido evitar una nueva crisis en el PP vasco. Eso le ha llevado a dejar en manos de Antonio Basagoiti --el sustituto de María San Gil al frente de esta organización--, la definición de las relaciones que quiere tener con los peneuvistas.

Así, será Basagoiti quien decida si, en el documento político que se llevará al congreso, se mantendrá o no el polémico párrafo que, redactado por San Gil, acusa al PNV de supuesta dejadez a la hora de combatir a ETA o si, tal y como piden algunos de sus compañeros, se suaviza el ataque a los nacionalistas.

Por tanto, el recién elegido presidente del PP vasco tiene el visto bueno del líder para alcanzar un texto de consenso y, si es posible, limar asperezas entre defensores de la línea San Gil (ella anuncia que no irá al cónclave) y los que piden moderación. De momento, él es partidario de no disgustar más de lo necesario al sector duro del PP. O sea, retoques, pero pocos.

Pero hay más procesos de negociación de enmiendas abiertos. Entre ellos, uno encabezado por Alejo Vidal-Quadras que apuesta por una reforma constitucional parcial que, entre otras cosas, sirva para blindar las competencias del Estado.