El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, compareció ayer en la Moncloa antes de que Patxi López anunciara que el Rey le había propuesto la candidatura de Pedro Sánchez a la investidura. Con rostro serio, comunicó que había trasladado al Monarca que "todavía" no tenía los apoyos necesarios para formar gobierno, de ahí que considerara "razonable" que esta vez "después de haber declinado la primera oferta", Felipe VI no le ofreciera a él someterse al pleno donde el aspirante intentará recabar los apoyos del resto de fuerzas. No obstante, el líder del PP dejó claro que no tira la toalla, que mantiene su candidatura y que "cree" que tiene posibilidades de reeditar su cargo, un vaticinio que implica el fracaso del líder del PSOE en su intento de conquistar la Moncloa.

Su estrategia pasa por tanto por aguardar en el banquillo y esperar a que el capitán del equipo que ahora tiene en sus manos desbloquear la gobernabilidad, el secretario general de los socialistas, cometa un traspié.

DESCREDITO Para contribuir a su descalabro, los populares prevén poner en marcha, como ha informado este diario, una campaña parlamentaria y comunicativa de descrédito del posible acuerdo entre Sánchez, Podemos y otras fuerzas políticas, con mensajes dirigidos a los españoles y a las bases socialistas, que tienen que bendecir el pacto, según se ha comprometido Sánchez.

Como punta de lanza de esta táctica, Rajoy sentenció ayer que el resultado electoral solo deja cabida para tres opciones: un Ejecutivo encabezado por él, con la complicidad de PSOE y C's; una nueva vuelta electoral; o un gobierno "radical" entre Sánchez, Pablo Iglesias y el "apoyo", ya sea mediante el voto favorable o la abstención, de los partidos independentistas. En su opinión, esta alianza "heterogénea, contradictoria y experimental" no es "buena para España" ni lo que "quieren la mayoría de los ciudadanos".

Rajoy no contempló que C's pueda alcanzar un acuerdo con Sánchez y Podemos, de forma que el líder del PSOE no necesite de la connivencia de los partidos soberanistas para ser investido. Eso sí, dejó claro que el PP "en ningún caso" va a favorecer con su abstención un Ejecutivo en minoría de socialistas y la fuerza naranja, aunque este no cuente con el apoyo de los de Iglesias, otra de las posibilidades que están en el tablero político y que Rajoy no mencionó entre las opciones con posibilidad de prosperar.

Eso sí, el líder del PP reiteró que, en ningún caso, dará un paso atrás aunque su renuncia sirviera para que, al final del proceso y ante un eventual fracaso de Sánchez, en España se pusiera en marcha la gran coalición que, en su opinión, han pedido los españoles en las urnas. El círculo cercano a Rajoy sostiene que este preferiría ir a unas nuevas elecciones, donde mantendría su candidatura, como ayer reiteró, antes que ceder el testigo a un compañero.

Por ello, ayer Rajoy reiteró que el PP ganó los comicios "con un candidato que va a seguir manteniendo" porque es un partido "serio" y que no le gusta hacer "experimentos" ni contravenir la "voluntad" de la sociedad.

Y anunció que aprovechará las conversaciones que Sánchez ha anunciado que mantendrá también con el PP para intentar convencer al líder socialista de que renuncie a su empeño de conformar un gobierno "progresista y reformista" y acepte sumarse a la opción "sensata y razonable" que le ofrecen los conservadores.