El jefe de los populares ha dado una orden a sus dirigentes: sacar a la luz todas esas medidas en las que han estado trabajando con máximo secretismo (excesivo quizás) en materia económica. Ha llegado la hora de exhibir la alternativa, según Mariano Rajoy. Y ha llegado esa hora porque, a juicio de los conservadores, urgía robarle de nuevo la iniciativa a un Gobierno algo crecido, tras el debate del pasado miércoles en el Congreso de los Diputados, con la aceptación generalizada de su idea de crear una mesa negociadora para impulsar un Pacto de Estado. Con este objetivo, el PP empezó ayer mismo a sacar su artillería en un tema tan suculento como la reforma laboral: mientras el propio Rajoy apostaba en Barcelona por un nuevo contrato fijo cuya indemnización se incremente de forma paralela al tiempo trabajado, su grupo parlamentario registraba una batería de medidas orientada a terminar con el desempleo juvenil.

Así, los populares aprovecharán la sesión parlamentaria del martes (48 horas antes de la primera reunión de la comisión anticrisis) para instar al Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero a crear un "contrato primer empleo joven" que conlleve significativas ventajas para los empresarios que, en plena crisis, acojan a los más jóvenes. Es cierto que el sector de la población que va de los 16 a los 24 años ha sido especialmente castigado por el desempleo (su tasa dobla la media del país). Pero es igualmente cierto que el PP maneja sondeos que indican que dicho sector es el más crítico con la gestión del presidente y, por tanto, no escatimará esfuerzos para ofrecerle soluciones.

SOLUCIONES EXPRES Rajoy ha mantenido viva durante meses la incógnita de si tenía, además de mucha crítica y reticencias a los pactos, alguna alternativa que ofrecer. Ayer, de repente, le entraron las prisas por despejar esas dudas y llegó a decir, tras reunirse con el Partido Popular de Cataluña, que su formación no puede esperar hasta el jueves para poner sobre la mesa soluciones que palíen la grave situación económica. Hecho este preámbulo, insistió, como ya hizo hace un par de semanas en un programa de televisión, en que toca apostar por un contrato fijo cuya indemnización por despido sea proporcional al tiempo que el trabajador haya pasado en la empresa.

Se trataría, dijo, de favorecer una relación laboral alternativa al contrato fijo que prevé una compensación de 45 días por año trabajado y al temporal, que no contempla ningún tipo de indemnización y que, según el PP, afecta al 30% de los trabajadores españoles. Rajoy auguró que este tipo de contrato reduciría el desempleo e incentivaría la ocupación fija. Asimismo, los conservadores defienden que se reduzca en dos puntos, de forma permanente, la cotización empresarial a la Seguridad Social.

DEFICIT Y MOROSOS Pero Rajoy no se limitó ayer en Barcelona a hablar de reforma laboral: recuperó las propuestas económicas que, el miércoles, planteó como condiciones a Zapatero para aceptar cualquier pacto y las convirtió, en un giro estratégico, en las recetas que llevará el PP a la mesa de negociación de los partidos. En este contexto, anunció que pedirá al Gobierno reducir el déficit y la deuda pública y reestructurar el sistema financiero. Demandará también una rebaja de 10.000 millones de euros --y no de 5.000, como plantean los socialistas-- de los presupuestos generales del Estado y la eliminación del 25% de los altos cargos de la Administración.

Para dar una bombona de oxígeno a la pequeña y mediana empresa y a los trabajadores autónomos, el presidente del PP reclamó una ley de morosidad que obligue a pagar las facturas en un plazo máximo de 60 días. Al tiempo, se mostró partidario de reconvertir el Plan E en créditos a interés cero para que los ayuntamientos tengan capacidad de saldar sus deudas con las empresas y evitar los retrasos en el cobro de estas.

REFORMA FISCAL En lo que concierne al área fiscal, Rajoy solicitó dejar sin efecto la "absurda" subida de impuestos prevista para este año. No es casual que el líder popular haya dejado de hablar de "bajada" de impuestos y lo haya sustituido por un "no subirlos". Ese asunto ha provocado un intenso debate en el seno del partido entre los partidarios de una y otra fórmula: al final, el jefe ha comprado la tesis de aquellos que advertían que hablar de rebajas impositivas en los tiempos que corren, salvo que sean "selectivas", resta credibilidad. El caso es que los populares quieren fomentar ahora este y otros debates sobre sus medidas económicas. Y marcar así terreno en vísperas de la primera reunión de la comisión.