Los populares han firmado un acuerdo con el Gobierno para dar apoyo a la presidencia española de la Unión Europea (UE). Y se dicen dispuestos a cumplirlo, pese a que día sí día también critican la gestión del presidente de turno, José Luis Rodríguez Zapatero, y ya han preparado unas jornadas --tendrán lugar los próximos 1 y 2 de julio-- que se dedicarán "exclusivamente" a hacer balance del trabajo del Ejecutivo socialista durante el semestre europeo. En cualquier caso, cuesta creer que el PP reserve, con tanta antelación, dos días de su agenda para alabar la acción gubernamental, especialmente cuando dicha agenda se presenta tan apretada que roza lo estresante: el equipo de Mariano Rajoy ha decidido presentar, por fin, su alternativa, aprovechando que el Ejecutivo está más centrado en asuntos de carácter europeo que en los de casa.

"No podemos perder esta oportunidad. Hay que llenar el vacío que está dejando el Gobierno en política nacional", apunta un dirigente conservador. Con ese objetivo, el PP se dispone a compaginar un sinfín de actos sectoriales con un discurso repleto de reproches a la supuesta falta de actividad de los ministros del Ejecutivo.

HACER LOS DEBERES De hecho, en la última reunión de la junta directiva nacional de los populares (su órgano de máxima relevancia entre congresos), Rajoy esgrimió ante sus compañeros un discurso en esta línea. "La presidencia europea no exime de hacer los deberes que le corresponden al Gobierno. Zapatero es el presidente de la Unión Europea, pero es ante todo el presidente de España. Entonces, las fotos con líderes europeos o mundiales no eximen al Ejecutivo de su obligación de gobernar. La presidencia de la UE no es coartada para seguir sin hacer nada en temas que importan, particularmente en la economía", sentenció el líder conservador hace un par de semanas.

Desde que Rajoy pronunciara esas palabras, a los populares les ha dado tiempo a presentar un nuevo paquete de propuestas vinculadas al empleo; celebrar una reunión de parlamentarios en Palma de Mallorca --en la que se habló, principalmente, de inmigración y economía--; y convocar a sus exministros de Educación en Toledo para, pese a estar negociando con el Gobierno un pacto de Estado en esta materia, presentar de forma partidista sus propias propuestas.

Aún habrá más agenda para Rajoy, que pretende ceñirse a su traje de hombre de Estado para abordar (mientras el presidente Zapatero se dedica a Europa) cuestiones internas como la inmigración ilegal --especialmente desde lo acontecido en el municipio de Vic--, la inseguridad ciudadana o la política económica. Así, mañana y el viernes estará en Cataluña para participar en la escuela de invierno del PPC, un foro que le servirá para volver a lanzar mensajes vinculados a estas materias. De paso, apoyará a su candidata Alicia Sánchez-Camacho, otra de sus prioridades en este año de elecciones autonómicas.

Y para no perder la senda trazada, en las próximas semanas, Rajoy estará en convenciones temáticas en Extremadura, Cantabria, Valencia y Andalucía, además de presidir una reunión municipal en La Rioja, entre otras cosas. La presidencia europea será sinónimo, pues, de semestre de festejos populares.