Atrás quedaron esos tiempos en que Mariano Rajoy y Francisco Camps intercambiaban vistosos abrazos y se prometían apoyo incondicional. El caso Gürtel y el ahínco con que Camps ha defendido a su exsecretario general, Ricardo Costa, en contra del criterio de Madrid, han tenido mucho que ver en el distanciamiento entre ambos políticos. De hecho, Rajoy llevaba esquivando la Comunidad Valenciana en su agenda de actos desde septiembre. Pero ayer hubo un punto de inflexión y volvió a Valencia: el presidente popular hizo notables esfuerzos por acercarse a su militancia en esta autonomía, pero no tanto a Camps.

"Siempre que vengo aquí me sube la moral. Me siento muy bien tratado y os digo que, cuando llegue al Gobierno, sabré estar a la altura con esta comunidad", apuntó Rajoy, que agradeció "la inyección de gasolina" que le habían regalado los miles de asistentes a la convención por el empleo que clausuró. Seguramente, Camps no sintió esa "inyección" de carburante anímico por parte de su jefe, quien le dedicó un par de protocolarios abrazos ante la prensa y ningún mensaje de respaldo explícito. Algo impensable hace un año.

BARBERA ABRE FUEGO Eran cerca de las 11.30 de la mañana cuando Rajoy llegó a la Feria de Valencia. Los más de 3.000 simpatizantes reunidos en el acto del partido llevaban una hora esperándolo y, dada la fecha, no ocultaban su nerviosismo por el retraso sobre el horario previsto, un domingo fallero de mascletá , previo a la semana grande de las fiestas de la ciudad. En este contexto, fue la alcaldesa, Rita Barberá, quien se encargó de abrir fuego con su discurso. "¡Zapatero ni siquiera tiene vergüenza para dimitir!". "¡Este presidente ha llevado a España a la ruina!". "España no volverá a levantar cabeza hasta que el PP gane". Estas fueron algunas de las perlas que Barberá dedicó a su público.

Llegó el turno de Camps. Y su partido se esforzó en demostrar a Rajoy que, pese a la que ha caído, siguen confiando en su líder valenciano. "¡Paco te queremos, Paco te queremos!", gritaron los populares en pie y dando palmas. Desde el escenario, Camps les devolvió el gesto: les dijo que él también los quería, que igualmente quería a todos los valencianos y a sus compatriotas españoles. También tenía preparado un mensaje de amor político para Rajoy. "Con tu permiso, presidente, quiero pedir desde aquí a Zapatero que, una vez termine el semestre de la presidencia europea, convoque elecciones generales".

Sin apartarse de este sendero argumental, aún lanzó otro cebo a su distante jefe. "Mariano, te vamos a aupar entre todos al lugar que te corresponde a la Moncloa, según él. Sabemos que eres el mejor. Nos tienes a tu lado como siempre. Porque es un lujo estar a tu lado".

Como estaba previsto, Rajoy cerró el evento popular y dedicó varios mensajes de ánimo y compromiso a la militancia valenciana. A diferencia de mítines anteriores, ayer sus referencias a los dirigentes del PP valenciano fueron mínimas. Cabe recordar que la dirección nacional del partido ha de tomar, en las próximas horas, una decisión en firme sobre la suspensión de militancia de Costa, que ayer prefirió no estar presente en este acto. Por eso, el jefe de los conservadores prefirió hablar de empleo --o de la falta del mismo--, de sus recetas de austeridad para reactivar la economía y, sobre todas las cosas, de su rechazo a la subida del IVA. "Ese es el sablazo que el mal gobernante le pega a todos sus ciudadanos, ya castigados por la crisis", espetó. "Tras fracasar en sus planes, ahora Zapatero pretende que lo paguemos todos los españoles", continuó.

Tras los discursos, fríos saludos y carreras hacia el Ayuntamiento de Valencia: Rajoy contempló la mascletá desde el balcón consistorial. Y hasta dio botes, a petición del pueblo.