Hoy se cierra en Madrid la campaña previa a unas elecciones que, según la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, serán las más trascendentes desde que se aprobara la Constitución vigente. Por tanto, es momento de preguntarse si, tras 15 días de sacrificado peregrinaje electoral y miles y miles de euros gastados para la movilización de los que, en realidad, llegan a los mítines movilizados de casa, ha cambiado algo el panorama político. Ayer, los periodistas se lo preguntaron a Mariano Rajoy. "De momento, estamos en empate a cero", respondió en una charla informal que mantuvo con la prensa en un hotel de Valencia, antes de su mitin más pintoresco y multitudinario. El antepenúltimo de la campaña.

"No me presento como vencedor clarísimo porque no tengo claro que lo sea. Y ellos los socialistas hacen muy bien en no presentarse como tales", añadió. De esta forma, Rajoy aludía al "esto está por ganar" que pronunció ayer su adversario, José Luis Rodríguez Zapatero. El popular, que parte con desventaja según los sondeos, no desea levantar expectativas que se le puedan volver en contra. El socialista, más favorecido en las encuestas, no quiere sorpresas por culpa de la abstención.

Pero una cosa es lo que se dice ante un café y otra la que se proclama (o se grita) en el mitin de turno. Por la mañana, en Teruel, el aspirante del PP se mofó de que Zapatero parece "tener los pelos de punta" ante el supuesto avance de los populares. Y, por supuesto, siguió con el recurso de la niña de Rajoy, que "nacerá el domingo y se llamará Victoria". Esa cantinela infantil dio mucho juego en Valencia, ya por la tarde. "Mariano, ¿si no es Victoria el domingo, podría ser Esperanza el lunes?", se le planteó al candidato en posible clave sucesoria. Incómodo en el fondo pero sonriente en la forma, apuntó: "habrá victoria el domingo y esperanza el lunes, tras la victoria".

A las ocho de la tarde, llegó a la plaza de toros de Valencia. Abarrotada. Como sus alrededores. Los organizadores aseguraron que había 20.000 personas dentro y 10.000 fuera. Los más sinceros admitieron que era imposible dar una cifra fiable, "pero si el PSOE dio 20.000... aquí hay muchos más".

"MARIANO A LA MONCLOA" Rajoy entró en calor con gran rapidez: se subió al escenario, agarró un micrófono cual presentador de éxito y se rodeó no de una, sino de varias niñas. Todas le ayudaron a dar espectáculo: recibían doctrina política del líder (quien, con tono paternal, les explicaba que tienen que estudiar para poder ser "libres") y, a cambio, ellas coreaban consignas aprendidas. "¡Oa, oa, oa, Mariano a la Moncloa"; "¡Victoria, victoria!", enfatizaban. "Voy a ganar. Aquí están las niñas de Rajoy, que da gusto verlas, que te suben la moral y son la España del futuro", replicó él.

Para terminar, el candidato popular lanzó la promesa de que él no gobernará "desde una butaca" y de que se preocupará por los ciudadanos. "Otros tienen más apoyos de los poderosos, de los que consideran más importantes .... Y el de la mayoría de los que escriben. Pero nosotros tenemos a las personas", sentenció.

Como no podía ser de otra manera, el himno de Valencia, fotos con niñas, fuegos artificiales y tracas. Mañana, Sevilla, y el se acabó en Madrid.