Mariano Rajoy era uno de los pocos dirigentes populares que ni en público ni en privado habían reclamado la dimisión del tesorero del partido, Luis Bárcenas, implicado en el caso Gürtel . Su opción era esconderse en el silencio, en esa callada por respuesta que tanto desespera a los suyos cuando echan en falta explicaciones o directrices. Y su estrategia, ante la negativa de Bárcenas a dejar voluntariamente su puesto, la de reclamar fe al PP: "Yo sé lo que hago. Tened confianza en mí", ha llegado a decir el jefe de los populares en varias ocasiones, mientras sus compañeros reclamaban la destitución del mediático contable, siempre protagonista de noticias hirientes para el partido. Al final, por sorpresa y adelantándose al pronunciamiento del Tribunal Supremo, el silente Rajoy se sacó de la manga un comunicado en el que anunciaba que el tesorero había dado su brazo a torcer y dejaba la organización, que no su escaño en el Senado.

Lo llamativo del asunto, por tanto, no es la dimisión (que era esperada con ansiedad por la mayoría de los conservadores), sino el momento en que se produce, seis días después de comparecer Bárcenas voluntariamente ante el Supremo y sin que el juez, Francisco Monterde, haya tomado una decisión sobre su procesamiento. Si al final decide investigarle, tendrá que pedir la venia de la Cámara alta.

ADELANTAR HECHOS ¿Por qué ahora?, era una de las preguntas que se hacían ayer los políticos populares al conocer la dimisión del tesorero. Y es que el propio Bárcenas había repetido por activa y por pasiva que solo dejaría su cargo si el magistrado Monterde, tras escuchar su versión, decidía solicitar el suplicatorio al Senado para poder seguir adelante con el caso. Al final, el gesto se precipitó aunque, según parece, no se debió a un cambio de criterio, sino a un mal disimulado intento de adelantarse a los acontecimientos que están por venir: en el mundillo judicial corre raudo el rumor de que en las próximas horas el juez podría reclamar el suplicatorio a las Cortes para investigar al tesorero.

Sea como fuere, Bárcenas esperó ayer a que terminase el comité ejecutivo del PP para reunirse con Rajoy y, "de común acuerdo", emitir, unas horas después, un pintoresco comunicado que insistía en su inocencia para justificar su dimisión. "Una vez que se ha producido la circunstancia de haber podido prestar declaración voluntaria ante el Tribunal Supremo y aportar pruebas que, a mi juicio, demuestran suficientemente mi inocencia en los hechos que, presuntamente, se me imputan, he tomado, por lealtad al PP y a su presidente, Mariano Rajoy, y de común acuerdo con él, la decisión de renunciar a la responsabilidad de tesorero nacional del partido, hasta que definitivamente quede acreditaba mi inocencia ante los tribunales de justicia", rezaba el comunicado. Al mismo tiempo que se daba a conocer ese comunicado de Bárcenas, el PP enviaba otro a la prensa para tratar de transmitir respaldo al tesorero. "El PP confía en la inocencia de Luis Bárcenas y en que así se demostrará en los tribunales de justicia. El Partido Popular quiere expresar su respeto hacia la decisión de Luis Bárcenas, tesorero del PP, de presentar su renuncia a su actual responsabilidad. La decisión de nuestro tesorero está inspirada, una vez más, en su lealtad hacia nuestra organización. El PP considera que la renuncia es transitoria hasta que quede acreditada su inocencia en instancias judiciales. No se procederá a su sustitución", afirma el partido.

DISCURSO NUEVO Sin embargo, este discurso de apoyo poco tiene que ver con el que, en las últimas semanas, han esgrimido la mayoría de los populares, que exigían en privado (ninguno osó hacerlo en los órganos del partido) que se echase del PP a Bárcenas, quien, según el auto del juez Baltasar Garzón, podría haber recibido 1,3 millones de euros de la red de corrupción.

El tesorero, pese a conocer el rechazo que provocaba, se ha resistido a abandonar su casa política. Ayer, al conocer que el suplicatorio del Supremo está al caer, decidió darle un respiro a los suyos y dimitir. Los populares se sintieron aliviados. Rajoy, el que más. Ha soltado lastre.

MAS DATOS Por otra parte, y en relación con el caso Gürtel , la Mesa del Congreso solicitará a la Generalitat valenciana, a petición de IU-ICV, la documentación sobre todos los contratos que esta Administración autonómica ha suscrito con las empresas de la red Gürtel desde el 2003. La Mesa dio curso ayer a esta petición no sin la oposición de uno de sus integrantes. Según fuentes parlamentarias, fue el popular Ignacio Gil Lázaro el que se mostró contrario a calificar y tramitar la propuesta.