Como quien trata de esconder la mano una vez ha lanzado la piedra, Mariano Rajoy volvió a desmarcarse ayer de los silbidos que recibió José Luis Rodríguez Zapatero durante el desfile militar del Día de la Hispanidad. Sin embargo, Rajoy piensa continuar defendiendo los símbolos españoles y afirmó que, "se ofenda quien se ofenda, le moleste a quien le moleste, el PP seguirá defendiendo España y la bandera". Por ello, calificó de inaceptable que "haya quien se enfade cuando alguien manifiesta su orgullo de ser español".

Rajoy lamentó "especialmente" los abucheos que se produjeron mientras tenía lugar el homenaje a los soldados fallecidos y explicó que no le gustan los silbidos "ni en ese momento ni en ninguno". Recordó que no es "ni mucho menos" la primera vez que se producen, al tiempo que rechazó que se tratara de una estrategia impulsada por el PP, tal y como indicó el portavoz parlamentario del PSOE, Diego López Garrido.

Y es que los conservadores se apuntan a la tesis de que quien siembra viento recoge tempestades. El portavoz de Defensa del PP, Arsenio Fernández de Mesa, atribuyó la pitada a la "capacidad de Zapatero de meter el dedo en el ojo a los españoles".