Mariano Rajoy decidió este lunes participar en la celebración del 2 de mayo, fiesta de la comunidad de Madrid. No es habitual que sea él personalmente quien acuda a esta cita, pero esta vez tenía sus motivos (políticos) para hacer una excepción: está ya enprecampaña, convencido de que tiene posibilidades para reeditar victoria en las urnas el 26-J -cuenta con subir dos o tres escaños en la circunscripción madrileña- y muchos esfuerzos que hacer para allanar el camino con el PSOE y Ciudadanos, los dos partidos en los que tiene puestos los ojos para futuras negociaciones gubernamentales. De hecho, el socialista Pedro Sánchez sigue repitiendo ante propios y extraños que no piensa pactar con el PP, mientras que el jefe de C’s, Albert Rivera, explica a todo aquel que quiere escucharle que su problema no es con los conservadores en general, sino con Rajoy en particular, de quien considera que no puede repetir nuevamente como jefe del Ejecutivo por los problemas de corrupción del partido que él ha dirigido todos estos años.

Con este telón de fondo, Rajoy considera que le conviene unacampaña fría, sin favorecer choques directos con PSOE o con la formación naranja, por más que ellos puedan buscar la confrontación. No quiere enrarecer demasiado el ambiente preelectoral (habrá críticas, sí, pero en la dirección popular inciden en que han de ser “las justas”) seguro de que a partir del 27 de junio habrá que sentarse a negociar, “sin vetos” y con urgencia. De hecho, Rajoy llegó a decir en conversación informal con los periodistas este lunes que espera que el 30 de julio España puedatener ya un presidente investido, contando con que el 19 o 20 de ese mismo mes se conformarán las Cortes y, previamente, se habrán aprovechado los días para buscar un acercamiento entre partidos, imprescindible según los sondeos. Ningún candidato, según él, aguantaría esta vez sobre sus espaldas ser el responsable de forzarunas terceras elecciones con su veto.

Por eso insiste en que se siente “animado”, “con fuerza” y dispuesto a enfrentar las próximas semanas con moderación, por entender que es lo que más le conviene a él y a los suyos. Este martes preside el comité ejecutivo de los populares para comenzar con los preparativos de una campaña que todos dan por hecho que volverá a dirigir Jorge Moragas. Mientras, ya se le ha encargado al área de estudios y programas, que dirige la vicesecretaria Andrea Levy, que prepare una versión de la propuesta con la que se presentaron a las elecciones del 20-D que incluya también el contenido de los convenciones que los populares, mientras Pedro Sánchez intentaba garantizarse sin éxito una investidura, han ido celebrando ya por todo el país. Se trata de no entrar demasiado en detalles, según fuentes populares, sino de marcar una serie de “pautas programáticas” que sirvan después como base para tejer alianzas.

PARTICIPAR EN DEBATES ‘A CUATRO’

Es evidente que Rajoy, consciente de que Sánchez sigue sin querer saber nada del PP y Rivera sin oír de hablar de un acuerdo con él como candidato a la presidencia, no echará más leña al fuego. Con esa premisa, critica los vetos, pero menos a quienes los protagonizan. Y a ultimar los detalles de una campaña donde, esta vez sí, su equipo da por hecho que el aspirante tendrá que remangarse y participar en uno de los debates ‘a cuatro’ (ya no cabe la excusa de evitar a partidos sin representación parlamentaria).

Según los cálculos que hacen en el PP, habrán de afianzar voto “en un puñado de provincias” donde estará en juego el tercer y cuarto escaño, dependiendo de la abstención; de si se materializa el pacto Podemos-IU o si esta vez la subida de C’s es real o vuelve a tener más fuerza en las encuestas que en las urnas. Por cierto, este martes se presenta un CIS que consiste en una encuesta postelectoral del 20-D y que coincidirá con la firma por parte delRey del decreto de disolución de Cortes y convocatoria electoral. Dicho estudio sociológico incluirá propuestas sobre pactos entre partidos. Después, antes del 9 de mayo, se difundirá una encuesta con intención de voto hecha en el mes de abril.

Además de Rajoy, también Albert Rivera estuvo presente en losfestejos del 2 de mayo. Algo más conciliador que el PSOE, Rivera (que no se saludó con el jefe del PP) se desmarcó de un veto general a los populares. “Primero tiene que iniciarse la campaña, después hablar de propuestas y soluciones y no empezar todos poniéndonos vetos”, señaló. Sin embargo, insistió en su idea de que España “necesita regeneración”, sugiriendo así nuevamente que las próximas generales deben ser una oportunidad para jubilar a Rajoy.