Mariano Rajoy ha venido repitiendo en los últimos días que al PP no le basta con tener algo más de 10 millones de votantes. Necesita "12 o 13" para poder vencer a los socialistas en las urnas. Esta sencilla lectura de la derrota del 9-M le ha llevado a tomar unas decisiones que, a buen seguro, no van a ser fáciles de digerir para los sectores más críticos del partido. Quiere recuperar el centro político y tener cerca a Alberto Ruiz-Gallardón. "El PP tiene que estar en la centralidad política y hablar con todos. No puede estar situado en una esquina", subrayó ayer en una entrevista en Onda Cero.

EL LIDER SE CONTRADICE En este contexto, apuntó que le parece "profundamente injusto" que, aprovechando la crisis de su partido, se hayan cuestionado sus principios, en clara alusión a las discrepancias mantenidas con la dirigente vasca María San Gil o, más recientemente, en el seno del comité ejecutivo, con el vicepresidente de Madrid, Ignacio González. "Me parece profundamente injusto que se pongan en tela de juicio mis principios, porque mis intervenciones en el Congreso sobre temas de principios están en las actas y comprenderán que, a estas alturas, no voy a cambiar", enfatizó.

Se le preguntó si ya tenía elegido a su secretario general. Esta vez respondió que no. Esta vez porque, hace una semana, respondió lo contrario en declaraciones a otra emisora de radio. Eso sí, volvió a decir que pretende diseñar un equipo "de integración", donde veteranos y nuevos valores compartan tareas.

"ECHAR UNA MANO" Llegó entonces el momento de hablar de Alberto Ruiz-Gallardón. ¿Se puede ser alcalde de Madrid, preparar unos Juegos Olímpicos y, al mismo tiempo, trabajar en el PP?. Según el líder de los populares, se puede. "Tiene capacidad suficiente para echar una mano en los temas del partido, ocuparse de los Juegos y ser el alcalde", respondió. El propio Gallardón se había referido a esta misma cuestión: "Mi compromiso como regidor es lograr que Madrid se convierta en sede de los JJOO y el resto de las actividades de cualquier otro tipo estarán supeditadas al cumplimiento de este objetivo, que es prioritario".

El número dos Esperanza Aguirre, Ignacio González, reivindicó su derecho y el de otros compañeros a discrepar de la línea oficial. Y dejó claro que los populares madrileños no se sumarán a ese supuesto compromiso para cerrar filas tras el congreso de Valencia puesto que no cree que se le haga ningún favor al PP ciñendo la crítica interna al periodo precongresual.