Mariano Rajoy ha optado finalmente por la opción más conservadora, en todos los sentidos. El líder del Partido Popular tenía una difícil papeleta a la hora de designar al cabeza de lista del PP para las elecciones europeas de junio. Llevaba semanas sin revelar si mantendría a Jaime Mayor Oreja o bien optaría por la renovación y designaría candidato al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón. Ayer, el PP oficializó la elección de Mayor Oreja.

Esa demora estaba generando una evidente inquietud interna en el PP, que no vive precisamente tiempos de calma en sus filas. Al propio Mayor le habría gustado que Rajoy no hubiera tardado tanto en tomar la decisión. Ambos almorzaron juntos el 18 de diciembre, aunque entonces tampoco trascendió la decisión. El líder popular ha aprovechado la Navidad para deshojar la margarita y sacarse de encima la decisión, pero esta generará, lo quiera Rajoy o no, lecturas en clave interna del PP.

CLAVES DE LA APUESTA Por una parte, el ala dura del partido era partidaria de mantener a Mayor Oreja, con el que mantiene una evidente sintonía ideológica en política antiterrorista y política autonómica. De tal manera que la opción de Rajoy puede ser leída como una cesión respecto al sector del PP más crítico con su propia gestión, para tratar de aflojar la oposición interna. Fuentes populares comentan que la designación del exministro de José María Aznar irá acompañada de una petición.

Rajoy reclamará a Mayor Oreja que no interfiera en los mensajes del PP en la campaña electoral en Euskadi. Y es que en el País Vasco sí que los populares han optado por una renovación evidente y traumática, la que ha supuesto cambiar a María San Gil por Antonio Basagoiti. Uno de los apoyos más sonoros que recibió San Gil cuando se produjo su relevo fue, precisamente, el de un Mayor Oreja muy crítico con la dirección del partido por el relevo en Euskadi. La confirmación del exministro al frente de la lista europea del PP también puede leerse como un movimiento de Rajoy para tratar de frenar la tendencia al alza que pronostican los sondeos al partido de Rosa Díez, Unión, Progreso y Democracia. Una opción política nueva en el circuito europeo que puede crecer a costa de atraerse electores conservadores descontentos con el PP.

A diferencia del eurodiputado popular, el alcalde de Madrid prefería no ser el elegido. Gallardón quiere dedicar sus energías a la candidatura de Madrid para los Juegos Olímpicos del 2016.