Aunque el PP niega que la sucesión de José María Aznar se haya convertido en una carrera, ningún aspirante quiere quedarse rezagado. Ayer el vicepresidente primero, Mariano Rajoy, dio un paso al frente al enarbolar la bandera de la unidad de España y la "estabilidad constitucional", los ejes del discurso de uno de sus rivales, Jaime Mayor Oreja. Sin explicitar sus anhelos sucesorios, Rajoy presentó su ideario político en una conferencia dictada en los cursos de verano de El Escorial (Madrid).

Por encargo de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), el laboratorio de ideas que preside Aznar, Rajoy inauguró ayer el curso Ideas y políticas para un nuevo siglo, organizado por la Universidad Complutense de Madrid en El Escorial. Aprovechó el vicepresidente para exponer su proyecto "centro reformista" y, de paso, tomar posiciones frente a sus competidores en la carrera sucesoria: Mayor Oreja y el vicepresidente Rodrigo Rato.

Rajoy centró su intervención en uno de los retos que más preocupan a Aznar y que, hasta ahora, había afrontado Mayor Oreja en régimen de monopolio: el riesgo que para la unidad nacional entraña el desafío secesionista de plan del lendakari, Juan José Ibarretxe. Lo hizo con un tono más moderado que el presidente del PP en el Parlamento vasco, pero con idéntica firmeza.

Para rechazar el plan Ibarretxe y las revisiones del Estatuto planteadas en Cataluña, Rajoy alertó de que "cualquier reforma de las reglas de juego debe ser producto de una necesidad imperiosa y de un acuerdo entre todos". Requisitos que, a su juicio, no se dan en la actualidad.

CONSENSO COMO EN 1978

Entiende Rajoy que toda reforma constitucional debería concitar un consenso "al menos similar" al del referendo de 1978, y también que el "centro reformista" debe preservar los "valores fundamentales" que consagra la Carta Magna: "La democracia, la libertad, la división de poderes, el Estado de derecho, la protección social, la dignidad de la persona, la igualdad y la solidaridad".

Rajoy basó su proyecto centrista en la necesidad de acometer unas reformas que, en línea con las impulsadas por Aznar, refuercen el papel del Estado como garante de la igualdad entre todos los españoles, independientemente de dónde residan.

APUESTA POR EL DIALOGO

Entre las "obligaciones clásicas del Estado" destacó la lucha antiterrorista y la defensa de la cohesión social en las áreas de justicia, educación y atención a las familias. Y todo ello sin cuestionar el déficit cero y apostando por el diálogo social y político.

Mientras Rajoy pronunciaba esta conferencia, Aznar calmaba a su partido sobre la sucesión. Ante el comité ejecutivo del PP, ratificó que se "mantendrán los calendarios". Es decir, que hasta otoño no se despejará la incógnita. Aznar dijo que no hará consultas en agosto con los dirigentes del PP, a quienes pidió que se centren en las elecciones de Cataluña y Madrid.

MATO, NUMERO TRES DEL PP

Ana Mato, colaboradora de Aznar en su etapa de presidente de Castilla y León, será la nueva número tres del PP. El líder conservador la ha nombrado coordinadora del área de organización en sustitución de Pío García Escudero, elegido concejal de Madrid. El área de participación y acción sectorial que llevaba Mato será dirigida por Eugenio Nasarre, que cede a Gabriel Elorriaga, secretario de Estado de Ordenación Territorial, sus responsabilidades sobre estudios y formación.