En contra de la opinión de algunos de sus compañeros de partido, Mariano Rajoy cree que no es momento de sacar a pasear la amenaza de la moción de censura. Al menos, de momento. Sabe y reconoce públicamente que no la ganaría por falta de apoyos políticos. Y precisamente en buscar una solución a esa falta de apoyos es donde el líder de los populares quiere volcarse en los próximos meses, a fin de construir una alternativa que no provoque el rechazo visceral de sus potenciales aliados. "Lo que se nos demandó el domingo es liderar un proyecto que permita superar la crisis y devolver la confianza a los españoles. Nos toca hacer realidad una alternativa. Vamos a trabajar para que haya en España un cambio de políticas. Vamos a escuchar a todos", dijo ante su comité ejecutivo.

El objetivo de Rajoy es "cambiar las cosas" en los próximos meses y, para ello, está dispuesto a adoptar los medios que considere "más útiles" en cada momento. No quiso dar más pistas. Intencionadamente, eludió exigir cuestiones de confianza o adelantos electorales. El está en otras cábalas: la de reavivar viejas amistades nacionalistas.

ACERCAMIENTOS "Hemos conseguido ya muchos acuerdos parlamentarios e intentaremos forjar más a partir de ahora". Con esta aseveración, instó a los suyos a propiciar el acercamiento a CiU, PNV o CC, sin descartar otras opciones.

Así, el jefe de los conservadores trataba de arengar a sus filas a buscar réditos en la victoria en las europeas. O, más concretamente, en la derrota sufrida por los socialistas. Pero Rajoy es consciente de que, para salir a conquistar otras fuerzas políticas, sería conveniente tener frenado cualquier conato de rebelión interna. Después de ganar sus segundas elecciones en esta legislatura (las primeras fueron las gallegas), se siente más legitimado para reclamar "unidad" y para tender la mano a los críticos: "Cuento con todos y haré cuanto esté en mis manos para que así sea".

En ese contexto, Rajoy presumió de haber logrado el mejor resultado (en porcentajes) del PP en unas europeas y hasta se atrevió a extrapolar los datos a unas generales. Con los votos del domingo, los cálculos populares apuntan que hubieran logrado 169 diputados, frente a 149 de los socialistas. No obstante, un líder crecido avisó de que tampoco es recomendable caer en la "autocomplacencia" y que, en septiembre, se entrevistará con sus presidentes regionales y provinciales para comenzar a preparar las elecciones municipales y estudiar los puntos flacos del PP.

Tras el discurso de Rajoy, hubo otros: Manuel Fraga, por ejemplo, advirtió de que sería un "suicidio" presentar una moción de censura.