El vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, insinuó ayer que no está en la carrera para suceder a José María Aznar como candidato a la presidencia en las próximas elecciones generales. Rajoy dejó en entredicho su condición de delfín al ser preguntado, en la rueda de prensa que se celebró tras el Consejo de Ministros, por la posibilidad de que emule a Rodrigo Rato y exprese públicamente su disposición para aspirar a la Moncloa.

Tras manifestar su respeto por las declaraciones del vicepresidente segundo y ministro de Economía, Rajoy dijo: "Ya he dicho en muchas ocasiones que no voy a manifestar ninguna posición". "Y probablemente no lo haga nunca, fíjese", apostilló con una sonrisa enigmática.

´EFECTO CHAPAPOTE´

El vicepresidente primero ha mantenido siempre en el debate sucesorio una actitud distante, aunque salpicada de ambigüedades que dan margen para las interpretaciones. Dentro del PP se considera que su labor al frente de la crisis del petrolero Prestige puede haber jugado electoralmente en su favor, especialmente por los calurosos elogios que le ha dedicado Aznar.

A pesar de la actitud manifestada ayer por Rajoy, fuentes populares consultadas por este diario insistieron en que el vicepresidente primero del Gobierno sigue siendo un firme candidato a la sucesión.