Mariano Rajoy acusó ayer a José Luis Rodríguez Zapatero de estar "más desbordado que nunca" por las presiones nacionalistas y tachó al PSOE de "miedica" por presentar en Euskadi una propuesta alternativa al "callejón sin salida" del plan Ibarretxe . El presidente del PP advirtió de que su partido, mayoritario en el Senado, frenará cualquier reforma constitucional que pretenda modificar el actual modelo de Estado.

Rajoy hizo estas declaraciones tras presidir el comité ejecutivo nacional del partido en Santiago de Compostela. Antes, participó en el segundo acto de campaña del PP por la Constitución europea, en el que los conservadores llamaron a apoyar la Carta en el referendo del 20-F para "frenar" la "deslealtad constitucional" de los nacionalistas.

"REGRESO AL PASADO" El líder popular calificó de "callejón sin salida" el plan soberanista del Gobierno vasco, aprobado ayer en ponencia, y afirmó con contundencia: "Europa es el futuro, y el plan Ibarretxe es el regreso al pasado, un camino que no conduce a ninguna parte". "Parece mentira que, cuando estamos debatiendo si Turquía entra en la UE, existan algunos desde esta esquina de Europa que en el 2004 pretendan separarse", dijo.

Asimismo, tildó de "miedica" al PSOE por presentar un plan alternativo al del PNV en el que califica a Euskadi de "comunidad nacional", término que también pretende Pasqual Maragall en la futura reforma estatutaria en Cataluña.

"España es una nación, y en la Constitución se habla de nacionalidades y regiones. Querer cambiar eso sólo sirve para contentar a algunos, y no se les contenta nunca. Nosotros no vamos a entrar en ese juego", manifestó Rajoy. "Con el PP no se puede contar para una reforma constitucional en que España deje de ser una nación", aseveró.

"DESMEMBRAR EL ESTADO" En su intervención en la campaña por la Constitución europea, Jaime Mayor Oreja, portavoz del Grupo Popular en el Parlamento Europeo, manifestó que "nunca como hoy se había cuestionado tanto" el modelo constitucional español. Denunció una ofensiva para desmembrar el Estado. "Eso hace que ETA esté a la expectativa para cobrar el precio político de la paz", añadió.