El presidente del Gobierno tiene un as escondido en la manga para este debate en forma de dosier. Esa es la hipótesis con la que ha estado trabajando el equipo de Mariano Rajoy para preparar el definitivo cara a cara. Los populares dicen tener constancia de que sus rivales han "escudriñado" el pasado de Rajoy como ministro en los diferentes gobiernos de José María Aznar. Y aseguran estar preparados para el contrataque y para convertir el factor sorpresa del PSOE en factor humo.

Rajoy, según explican sus colaboradores, intentará hacer un debate constructivo, basado en propuestas y en la mirada al futuro, a fin de atraer al votante desencantado con los socialistas. Claro que está por ver si la estrategia se mantiene después de haber exhibido ayer a José María Aznar en uno de los mítines más importantes de la campaña. Eso sí, avisan de que si Zapatero se empeña en hablar de pasado y en buscar el cuerpo a cuerpo, lo tendrá. Y los espectadores también.

El responsable de comunicación del PP, Gabriel Elorriaga --que sigue negando haber abogado por la búsqueda de la abstención del electorado español--, sostiene que el estudio detallado de las encuestas que se realizaron tras el primer debate demuestra, entre otras cosas, que el mensaje de Rajoy llegó a una parte del PSOE (apuntan que alrededor de un 10%), un proceso que, en cambio, no se dio en sentido inverso.

Sobre esa base, Elorriaga señala que el tono utilizado entonces por Rajoy "funciona". No obstante, admite que su candidato podría verse abocado a enfrentarse a un estilo más agresivo, "bronco", si Zapatero decide llevar por esa senda el debate. Al fin y al cabo, será el socialista quien lleve la iniciativa, pues tendrá en este segundo duelo el primer turno de palabra.

Más allá de la estrategia que haya diseñado su competencia, Rajoy ocupará esta noche las pantallas con el objetivo de vender que puede ser un presidente "para la derecha y la izquierda". Y es que trata de arañar votos.