El líder del partido que llevó hasta el Tribunal Constitucional (TC) el principal recurso contra el Estatuto catalán, el que dio el visto bueno a la recogida de firmas contra la citada norma en la pasada legislatura y el que avaló el discurso de "con el nuevo Estatuto se rompe España", dice ahora, para alivio de la catalana Alicia Sánchez-Camacho (sumergida en la precampaña electoral) y para sorpresa de algunos barones o cargos conservadores en otras autonomías, que toca tiempo de silencio.

Y de acatar, sin hacer demasiado ruido, la sentencia con la que el alto tribunal ha respondido --con cuatro años de retraso, eso sí-- a las plegarias políticas de los populares. "El PP no va a entrar en la confusión que está generando el PSOE con sus posiciones diferentes según donde hable. Nosotros no entraremos en eso, porque nos hemos situado en el futuro", proclamó ayer Mariano Rajoy ante la junta directiva nacional de su formación.

El jefe de los conservadores subrayó ante sus compañeros que él no ha cambiado de postura, alegando que antes defendía y que sigue defendiendo la Constitución, así como que el Estatuto se ajuste a los márgenes de la Carta Magna. A su entender, son la "prudencia" y el "sentido de Estado" los que les guían.

Nada dijo en su discurso Rajoy de la salida de tono que, la semana anterior, protagonizó su número dos, María Dolores de Cospedal, al tachar de "muy fascista" la actitud del presidente de la Generalitat, José Montilla, en el debate estatutario. Tampoco hizo ningún comentario sobre la definición que su antecesor en el cargo, José María Aznar, hizo del Estatut: un "lío socialista" y "una obra más bien chapucera de albañilería política". Evidentemente, estridencias verbales como las citadas son las que Rajoy pretende evitar estando tan cerca las elecciones catalanas. En ese punto de vista coincidió Rajoy con Sánchez-Camacho, que también pidió la palabra en la junta directiva. En eso y en convertir al presidente del Gobierno en el responsable de todos los males que aquejan a la política catalana.

LA CULPA, DE ZAPATERO "Las actuaciones y decisiones de José Luis Rodríguez Zapatero han generado problemas graves a todos. Ha sido el actor principal de una historia de frivolidad, de ausencia de miras y sentido de Estado. Ha engañado a todos los partidos y a los ciudadanos", enfatizó el líder de los conservadores. A continuación, afirmó que él no tiene ningún compromiso "con nadie" en Cataluña, en clara referencia a las acusaciones que ha recibido de bailarle el agua a CiU, pero no dejó de aprovechar la ocasión para lanzar un mensaje a los nacionalistas catalanes: "Con nosotros se puede hablar en serio de todos los asuntos, si son razonables. No engañamos", agregó.