Mariano Rajoy y Josep Piqué evitaron ayer dejar solo a Manuel Fraga con su propuesta de abordar "sin complejos" la reforma de la Constitución, disidente de la doctrina oficial marcada por José María Aznar.

El candidato del PP a la Moncloa y el aspirante a la Generalitat de Cataluña admitieron la posibilidad de retocar el marco constitucional, pero ambos consideraron inoportuno abrir el debate en este momento. Rajoy no cerró la puerta a una modificación, sin embargo, afirmó ayer en Lisboa que "no es políticamente oportuno" abordar ahora una reforma, justo tras la presentación del plan Ibarretxe . "Los cambios constitucionales hay que meditarlos mucho", dijo. Sin embargo, no cerró la puerta a una modificación. "Nada es intocable", señaló.

Piqué, por su parte, consideró que la postura de Fraga es de "sentido común", siempre que se trate de modificaciones que se realicen "por consenso" y para adaptar a la realidad el texto legal, aprobado hace 25 años, en cuestiones como la inmigración, el papel de España en la UE o la transformación del Senado.

EL PSOE QUIERE OIR A FRAGA

El PSOE utilizó la propuesta de Fraga para reclamar al Gobierno que escuche al presidente gallego y acepte debatir "sin complejos" sobre las reformas constitucionales. El socialista Diego López Garrido opinó que Fraga está "a la izquierda" de Rajoy y Aznar.