Mariano Rajoy lleva días mirando desde la barrera el huracán que se ha desatado en las filas socialistas. Pero también está preparando su batalla con el previsible futuro líder de los socialistas, Alfredo Pérez Rubalcaba. El líder de los populares ha aprovechado estos días para darse un descanso tras las elecciones municipales y visitar a su hijo mayor en Reino Unido, donde está cursando sus estudios. Pero todo lo bueno se acaba y el jefe de los conservadores volverá al trabajo con una agenda repleta de citas internas: a primera hora del miércoles reunirá a su comité de dirección y, a mediodía, ha convocado a sus barones territoriales a un almuerzo en el que se hablará de economía, pero también del futuro de su número dos, María Dolores de Cospedal y de si resulta o no conveniente convocar un congreso del PP. Según los estatutos populares, el cónclave debería tener lugar este mismo año. Sin embargo, el equipo de Rajoy está dividido y, mientras unos defienden que se debe celebrar una reunión de estas características para tomar fuerza y contrarrestar la conferencia política que los socialistas organizarán en septiembre, otros advierten de que congreso es sinónimo de cambio en la jerarquía del partido y, por tanto, de posible sustitución de Cospedal --nueva presidenta de Castilla La Mancha-- al frente de la secretaría general del PP. Los que apuestan por dejar el cónclave para después de las elecciones generales, apuntan que Cospedal podría mantenerse al frente de la secretaría general siempre y cuando tome fuerza en la organización la figura de un coordinador o se elija, desde ya, al que será el comité de campaña que preparará las elecciones del 2012, salvo adelanto de los comicios por parte de José Luis Rodríguez Zapatero.