Mariano Rajoy inició ayer su periplo electoral con el que será el mensaje central de su campaña: la defensa de la unidad nacional. El candidato del PP a la Moncloa anunció que, si llega a la Moncloa, ofrecerá al líder socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, realizar "una reflexión conjunta" y alcanzar un "acuerdo sobre la idea de España". Pacto que debería basarse, según anticipó, en la defensa del modelo territorial plasmado en la Constitución y en los estatutos de autonomía.

En el Palacio de Exposiciones de Santander, ante unas 3.000 personas, Rajoy protagonizó el que definió como su "primer mitin de campaña", aunque oficialmente el periodo electoral no empieza hasta el viernes. Empleó un tono mucho más contundente que en sus últimos actos.

TREGUA DIALECTICA El secretario general del PP demostró que la tregua dialéctica que había concedido al PSOE obedecía sólo al propósito de dar el máximo realce mediático a su promesa del lunes de duplicar las ayudas fiscales a las familias con hijos.

De vuelta a la refriega electoral, Rajoy arremetió contra los socialistas por sus alianzas con ERC, por la entrevista de Josep Lluís Carod-Rovira con ETA y por defender la reforma de la Constitución y los estatutos, iniciativa que achacó a la incapacidad de Zapatero para plantar cara al presidente catalán, Pasqual Maragall. Rajoy precisó que una cosa es querer "una España serena y tranquila" y otra distinta "no poner en su sitio a quien juega" con la unidad de España o con la lucha antiterrorista.

Rajoy censuró al PSOE por carecer de un proyecto unitario para España. "Nosotros tenemos una idea de España, y uno no puede estar en la vida política sin tener una cierta idea de lo que es su país", advirtió, para después acusar a Zapatero de carecer de "programa, principios, convicciones y coraje".

También retó a Zapatero a aceptar un debate "con Carod y Llamazares". Alegó que un cara a cara sería "un engaño", pues su rival no es Zapatero sino "la suma de partidos que buscan que el PP no gobierne".