El presidente del PP, Mariano Rajoy, concretó ayer algo más la reforma de ley electoral que quiere llevar adelante si gana las elecciones. La propuesta consiste en que el partido que no llegue al 30% de los votos no pueda acceder a gobernar como primera fuerza. Rajoy se cuidó mucho de precisar a qué tipo de institución afectaría su propuesta, aunque luego solo puso como ejemplo el caso de los ayuntamientos.

De hecho, la propuesta del líder del PP es prácticamente imposible de aplicar en el Congreso de los Diputados y los parlamentos autonómicos, donde el sistema de elección proporcional está protegido por la Constitución. Con la formación de las cámaras por este sistema nada limita los derechos de un diputado a ser elegido presidente por sus compañeros si obtiene el número suficiente de votos.

Otra cosa son las elecciones municipales, cuyo sistema es proporcional, pero que la Constitución no ampara explícitamente, con lo que la ley electoral podría modificarse para introducir un sistema mayoritario que diera con distintas variables el control municipal a la lista más votada, aunque ello pueda suponer que una candidatura con solo el 20% de los votos se hiciera con el 51% de los escaños.

Rajoy explicó que aunque los términos de su propuesta no están fijados, ya ha encargado el nuevo texto y que su objetivo es "hacer que se cumpla la voluntad de los ciudadanos". De hecho, con esta propuesta, el líder del PP desautorizó a su propio partido, que en Canarias ha hecho presidente a Paulino Rivero, de Coalición Canaria, que en las últimas elecciones solo logró el 23,69% de los votos.

EQUIPARAR SUELDOS Otra de las medidas que el PP quiere llevar a cabo consiste en la homologación de sueldos de los alcaldes. Juan Manuel Moreno, secretario nacional de política municipal del partido conservador, aseguró ayer en Islantilla (Huelva) que el PP está trabajando en este reglamento y que los baremos a aplicar serán los de la población y la situación económica de los diferentes municipios.

Los líderes populares hablaron ayer también del dimisionario director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rodrigo Rato. Rajoy reconoció que sería "muy importante y reconfortante" contar con su respaldo, aunque recordó que todavía hay que esperar a conocer "qué quiere hacer en su vida". A pesar de haber hablado con él antes de que anunciara su decisión de cesar del cargo, el líder del PP dijo que "hay que ver si quiere dedicarse a la actividad privada o no".

El líder popular desvinculó el regreso de Rato del nombramiento de Juan Costa como director del programa electoral del partido conservador, una decisión que tenía pensada, dijo, "desde hace mucho tiempo".