Se puede decir más alto, pero no más claro: "El PP no contribuirá con su voto, señor Zapatero, a que usted siga ahí". Con esa inequívoca declaración de principios, Mariano Rajoy verbalizó ayer en el Congreso lo que ya casi todos sabían. El rechazo del PP al plan de ajuste --perjudicial para su imagen de partido de gobierno-- tiene como único objetivo seguir torpedeando al presidente. O lo que es lo mismo, dar un paso más hacia la convocatoria de unas elecciones anticipadas que lleven a los conservadores a la Moncloa lo antes posible.

Rajoy decidió responder desde la tribuna la intervención de la vicepresidenta Elena Salgado, en espera de una réplica de Zapatero que no llegó, y cargó cual capitán de húsares contra el líder socialista. "Este plan es insuficiente, injusto e improvisado. Se quiere imponer y lo presenta una persona en la que no creemos y que es un lastre para la economía española", indicó.

REPLICA Pese a que respondía a la intervención de Salgado, el dirigente popular no se dirigió en ningún momento a la ministra y siguió mordiendo a la presa: "Este decreto no merece nuestro apoyo ni el señor Zapatero está en condiciones de pedirlo. Más bien lo contrario. Hoy, no solo asistimos a la quiebra de sus propios planteamientos: este decreto es el fracaso de toda su política". Tras el debate, Rajoy confesó su enfado no solo por no debatir con Zapatero, sino porque el turno de réplica le hubiera permitido recordar a Josep Antoni Duran Lleida, cuya intervención fue posterior a la suya, que ambos tienen el mismo objetivo --que Zapatero dimita-- pero con la diferencia de que al portavoz de CiU le interesa que lo haga después de las elecciones catalanas.

Sin abandonar la crudeza en el tono, Rajoy reprochó al jefe del Ejecutivo que no haya sido capaz de encontrar "un hueco en su agenda" para abordar con él un camino alternativo para reducir el déficit sin congelar las pensiones y reducir el salario de los funcionarios. "Estas medidas se han tomado a la ligera y cargan sobre las capas más indefensas de la sociedad", apostilló.

En este contexto, el dirigente conservador hurgó en la herida que más duele a los socialistas y dijo que han ido a por los pensionistas porque no tienen "ninguna capacidad de defensa", en vez de haberse ahorrado los millones que se destinaron al Plan E y que, a su juicio, supuso un despilfarro que no logró crear empleo estable.

REDUCIR EL DEFICIT Rajoy quiso hacer un guiño a la Unión Europea para amortiguar los efectos colaterales de su rechazo a un plan ordenado desde Bruselas y subrayó que es cierto que Europa "ha obligado" a España a recortar el gasto público, pero sin indicar "dónde había que meter la tijera". A su juicio, la elección de las partidas y de los colectivos afectados era responsabilidad exclusiva del jefe del Ejecutivo. "Reducir el déficit, sí, pero no así. La peculiar manera de hacer las cosas de su Gobierno es el principal motivo de desconfianza sobre la economía española", concluyó el líder del PP.