"Gobierno pendular" es el término que empleó ayer el líder del Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, para criticar a un Ejecutivo socialista que "un día dice una cosa, otro día otra, un día una y la contraria", una tesis reiterada hasta la saciedad por los dirigentes populares en estas últimas semanas.

En presencia de unos 10.000 militantes del PP que asistieron a la tradicional romería del Monte do Gozo (A Coruña), Rajoy dijo que el Ejecutivo socialista "presta atención a lo accesorio y descuida lo fundamental", y lo acusó de estar únicamente "comprometido con la imagen", en referencia a las fotografías de las ministras en la revista Vogue .

Entre gritos de "dales caña", el líder del PP añadió que se trata de un Gobierno donde "nadie pone orden", por "la falta de liderazgo y criterio", e insistió en que José Luis Rodríguez Zapatero "está mudo" ante cuestiones como el modelo de Estado, la economía y la inmigración.

ELOGIOS A AZNAR Respecto al próximo congreso del partido, Rajoy indicó que no pretende que "todo siga igual" en su partido, pero tampoco apuesta por "cambiarlo todo", y reivindicó la figura del expresidente del Gobierno central José María Aznar, de quien dijo que, "a mucha honra", se convertirá en el presidente de honor de los populares. Rajoy expresó su voluntad de "rendir homenaje a la ingente labor al frente del PP y del Gobierno" que realizó Aznar, "le guste o no le guste a quien le guste o no le guste". Mientras la gente asistente al acto, exaltada, gritaba: "Aznar, se siente, será mi presidente".

UNIDAD Por su parte, el presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga, realizó un llamamiento a la unidad ante la cercanía de las elecciones autonómicas del 2005, que el PP gallego afronta en plena crisis por falta de alternativas de liderazgo, cuya única solución fue presentar a Fraga a sus 81 años. "Cuando os pido estar juntos, sé que es difícil complacer a todos", dijo el veterano político, que insistió en que en el PP "hay sitio para todos" aunque "no todos pueden ser consejeros al mismo tiempo". Alentado por gritos de "habla chaval" y "presidente, presidente", Fraga garantizó que servirá a España y a Galicia "hasta la última brizna de fuerza".