Tal y como estaba previsto, Mariano Rajoy recomendó ayer a los suyos que no pierdan los nervios en tan delicados momentos, esto es, los previos al levantamiento parcial del secreto judicial que pesa sobre el caso Gürtel , según explican fuentes populares. En un discurso pronunciado a puerta cerrada, vino a solicitar a su ejecutiva que aguante el tirón, confíe en las decisiones (o ausencia de las mismas) de la dirección del partido y que, como él mismo hace, mantengan todos intacta su fe en el valenciano Francisco Camps, por más que le persiga la sombra de la financiación ilegal. Todos los presentes en la reunión --salvo Manuel Fraga, que discrepa y así se lo contó a la prensa-- respondieron con silencio a las directrices de su jefe, ya que ninguno osó a reclamar el turno de palabra para respaldar el mensaje de Rajoy o ponerle algún pero.

Por tanto, solo Fraga se atrevió a marcar distancias con el mensaje oficial, ese que pactaron la semana pasada Rajoy y Camps en una comida --con larguísima sobremesa-- que ambos mantuvieron en Cuenca: para Fraga, las cosas "no van muy bien" en la Comunidad Valenciana, donde el veterano político atisba "problemas importantes".

TRATAR DE GANAR TIEMPO Fraga se mostró así de sincero ante los medios de comunicación, justo antes de entrar en la reunión de la ejecutiva popular en Madrid en la que, por cierto, no estuvo presente el presidente Camps ni su vicepresidente primero, Vicente Rambla, supuestamente por motivos de agenda (en cambio, sí acudió el consejero Gerardo Camps).

Justificados o no los novillos del presidente valenciano --que no gustaron demasiado a aquellos populares que esperaban, al menos ayer, escuchar una explicación por su parte sobre la trama de financiación ilegal descubierta por la policía--, el caso es que Camps se ahorró ver y escuchar a Fraga, en la puerta de la sede central del PP, admitiendo lo que otros no se atrevían a decir en voz alta. "La situación del partido en Valencia no da la sensación de que vaya muy bien", subrayó el que fue responsable de la Xunta.

Añadió que los dirigentes de su partido parecen estar intentando "ganar tiempo para resolver problemas importantes, que los hay" y, de paso, alertó contra el triunfalismo que pueden provocar las últimas encuestas publicadas.

Ya por la tarde, desde Valencia, Camps decidió responder a Fraga, no sin ciertas dosis de ironía. "Don Manuel está encantado. Yo hablo con él con mucha frecuencia y está encantado con el partido en la comunidad y en toda España. Don Manuel está muy feliz con lo que está pasando", remachó. Asimismo, aseguró que el ambiente en el PP es "excepcional" gracias, entre otras cosas, a los sondeos y a la unidad que, según afirma, existe en su organización: "Estamos todos muy contentos. Nos apoyamos todos y eso es muy bonito".

LIDERAZGO DE RAJOY Diga lo que diga Camps, resulta obvio que "Don Manuel", como él se refiere a Fraga, no ve el futuro tan de color rosa, hasta el punto de que ayer resaltó que esas encuestas que tanto han animado al PP evidencian un cambio de tendencia en el voto, pero no suficiente, en su opinión, dada la grave crisis económica que padece el país.

En la misma línea y después de que tanto Rajoy como su secretaria general, María Dolores de Cospedal, hubieran sacado pecho por los resultados de los sondeos, el fundador del PP se preguntó en voz alta por qué no despega la figura de Rajoy frente a otros líderes políticos y por qué no logra atraer al electorado femenino. Por estos comentarios de Fraga se le preguntó a Cospedal en rueda de prensa tras la reunión del Comité Ejecutivo y, como era de esperar, puso todo su empeño en no pisar ningún charco: a su entender, los líderes de la oposición "siempre" están por debajo de otros políticos en cuestión de valoración. "Creo que tener más de cuatro puntos de diferencia sobre el PSOE, según dicen prácticamente todas las encuestas, es muy importante para un partido que se encuentra en la oposición", señaló.

EVITAR TEMAS PELIAGUDOS Claro que, por mucho que lo intentó, Cospedal no consiguió evitar que se le interrogara insistentemente por el caso Gürtel --no en vano hoy se conocerá una parte fundamental del sumario-- y por esas medidas "contundentes" que, la semana pasada, ella misma aconsejó adoptar al presidente Camps. No soltó prenda y, una y otra vez, aseveró que nada cabía añadir a lo que ya había dicho entonces.

Se da la circunstancia de que aquella solicitud de "contundencia" por parte de Cospedal desató la ira de Camps, que apenas unas horas después se citó con Rajoy y logró que se le dejara de presionar desde Madrid y, públicamente, se le reconociera su libertad y autonomía para decidir qué hacer y en qué momento. Ayer mismo, los populares valencianos solicitaron una comisión de investigación sobre las cuentas de todos los partidos de la región, pese a que son las suyas las que se han puesto en cuestión por parte de la policía.

Poco margen, pues, le quedó a Cospedal para atender a unos periodistas a los que se empeñó en vender la enmienda a la totalidad que presentarán a los presupuestos y su no en el Congreso al nuevo modelo de financiación autonómica. Todo, menos pasar el trago del caso Gürtel .