Al PP no le ha pillado con el pie cambiado el pacto firmado por el Gobierno y PNV. Algo más les ha sorprendido la "enorme generosidad" demostrada ayer por los socialistas con Coalición Canaria (CC), cuyos dos diputados se sumarán a los seis parlamentarios peneuvistas que, desde hoy mismo, votarán con el grupo socialista y permitirán a José Luis Rodríguez Zapatero aprobar los presupuestos para el 2011 y agotar la legislatura sin sobresaltos. "Nos toca esperar y seguir dando caña, pero ahora, además, habrá que controlar la ansiedad de los nuestros y evitar movilizar a esa izquierda que reniega de su líder. No es cambiar, sino reorientar la estrategia", apunta el entorno de Mariano Rajoy. Las fuentes populares consultadas insisten en que, ahora más que nunca, su presidente debe esforzarse en dar una imagen de tranquilidad y de hombre de Estado, "sin salidas de tono a las que pueda agarrarse el PSOE".

Es el resto del partido, según dicen, el que tiene que encargarse del trabajo sucio: propagar que Zapatero está "vendiendo España a trozos" con tal de mantenerse en la Moncloa (en alusión a las competencias que cederá a Euskadi y Canarias) y sugerir que, además, quizá hay pactos ocultos ligados a la política antiterrorista.

Esta última parte de la argumentación es la que encierra más peligro, por ser la que atañe a ETA, un tema de extrema delicadeza y fundamental para mantener el pacto de gobernabilidad que, en el País Vasco, mantienen socialistas y conservadores. En el PP saben que Zapatero, personalmente, se ha encargado de aclarar que su acuerdo con el PNV no incluía ningún punto ligado a la estrategia antiterrorista. Lo saben, pero lo obvian.