Que el presidente del Gobierno llegó ayer nervioso a la cita que tenía concertada con los periodistas que le acompañaban en Bruselas es, según términos utilizados a menudo por el propio Mariano Rajoy, "un hecho objetivo". Se notaba en sus expresiones y gestos. Se constató en sus respuestas, pese a que su objetivo, prefijado y resumido en la frase "no me siento ahora ni me he sentido amenazado" (por Bárcenas), era transmitir calma a un PP que vive con angustia los amagos de tirar de la manta que, por distintas vías y tras el decreto de prisión para el extesorero, está haciendo llegar su entorno a la cúpula popular.

Rajoy sabía ayer que el encuentro con la prensa no sería fácil y que la encarcelación de Bárcenas sería el tema estrella de la comparecencia, por más que él se esforzó en destacar que acababa de arrancar 1.900 millones a Europa para ayudar a frenar el paro juvenil o garantías para la financiación de pymes. Rajoy recibió también preguntas sobre una cumbre que él mismo había definido como "trascendental" para el futuro del país. Las respondió todas con detalle.

CUMULO DE PROBLEMAS A la misma hora, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría recibía la misma pregunta en Moncloa aunque, con menos reflejos que su jefe, optó por no responderla. Se limitó a insistir en el respeto a la justicia y en la colaboración con los tribunales. "Máximo respeto y la máxima colaboración en el esclarecimiento de la verdad, que es lo que nos interesa, y en el plazo más ágil posible", manifestó.

Mientras, en Bruselas, Rajoy seguía exhibiendo nerviosismo y poniendo empeño en restar relevancia al hecho de que Bárcenas estuviera en prisión. "¿Le parece una noticia positiva para los ciudadanos su entrada en prisión?", le preguntó un periodista que previamente le había preguntado por las becas. "La segunda... ya tal....", contestó el presidente, provocando la estupefacción y hasta las carcajadas en la sala.

Para entender la tensión con la que Rajoy se enfrentó a la rueda de prensa cabe recalcar que a la llegada a la cárcel del hombre que él designó tesorero se sumaba ayer que el juez del caso Nóos , José Castro, pidió a las partes personadas que opinaran sobre si el ministro de Justicia, debe ser imputado por un acuerdo alcanzado con Iñaki Urdangarin cuando era alcalde. Así las cosas es obvio que al presidente se le está complicando el día a día, justo en el momento en que había logrado un acercamiento a la oposición y que el Gobierno augura que las previsiones económicas mejoran. Rajoy tiene varios frentes abiertos, pero en el PP se reconoce que es Bárcenas y sus amenazas las que quitan el sueño en el partido.

El lunes, Rajoy reunirá a su Ejecutiva a puerta cerrada para tratar de convencerles de que no teme a su extesorero, que entró en la cárcel de Soto del Real decepcionado con el PP y con 90 euros en el bolsillo y ganas de cenar una manzana, según explicaron fuentes penitenciarias a EP. ¿Será cierto que, como sostienen algunos de sus allegados, guarda documentación muy comprometedora para el PP?. El tiempo dirá si es un farol o el anuncio de un tsunami político de difícil pronóstico. Por el momento, dirigentes como José Antonio Monago o Alberto Núñez Feijoo niegan tener "miedo" y exigen celeridad para conocer la verdad. El extremeño también se mostró convencido de que "el PP no sabe de la misa la mitad de lo que hacía Bárcenas".