A pesar del caos y la improvisación que presiden los actos convocados por los dos activistas marroquís que a partir de hoy y hasta el viernes amenazan con dejar Melilla sin frutas, verduras y pescado procedentes de Marruecos, nada de lo que hacen o dicen responde al azar. Anoche, Said Chramti y Abdelmounaim Chaouki, crecidos tras ser entrevistados en su chiringuito de Beni-Enzar por Al Jazira y una televisión de Arabia Saudí, lideraron una minimanifestación de camioneros marroquís junto a la valla española para denunciar la "agresividad policial" de los agentes.

¿Acaso hay algún camionero agredido por policías españoles? "No. Pero pasan a diario y son testigos cuando pegan", advirtió anoche Chramti. Puede sorprender, pero en Melilla nadie les cree. Están tan acostumbrados a las fanfarronadas de estos alborotadores que a nadie, ni musulmán ni cristiano, se le pasó por la cabeza ayer hacer acopio en el mercado de una triple ración de tomates para el salmorejo obligado por el calor del norte de Africa. O comprar una ración triple de marisco para rellenar las pastelas que estos días de Ramadán rompen el ayuno de las familias musulmanas de la ciudad autónoma.

La clave está en saber cuánto tiempo permitirán personajes claves en este conflicto como el alcalde de Farhana y Beni-Enzar, Yahia Yahia, mantener una protesta que perjudica principalmente al sustento diario de los marroquís. El camionero cobra al día. Y el pescador, y el agricultor. Y las más de 2.000 mujeres que a diario cruzan por Beni-Enzar para trabajar en las casas de melillenses y a las que a partir del viernes se les prohibirá el paso durante dos días.

"Mujeres contra mujeres", dijo ayer Chaouki tras asegurar que habían sido las propias trabajadoras las que habían decidido iniciar una huelga en una asamblea convocada a una hora en la que todas estaban trabajando. Y para evitar que alguna se cuele se prohibirá el paso por la frontera de cualquier mujer. Una iniciativa, aseguraron los activistas, que pretende reivindicar la "dignidad de la mujer árabe". Ha quedado claro.